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En el centenario del asedio a “Tifaruín, El Annual… que se evitó” Capítulo V (2ª parte)

En estos combates, destacaron notablemente los tenientes de Infantería Fernando Lizcano de la Rosa y Aniceto Carvajal Sobrino, ambos de la 14ª Compañía de la Segunda Bandera del Tercio, que debido a su heroísmo y valor, que demostraron dicho día, en las distintas fases del combate, con un desprecio completo de la vida, consiguieron la más alta condecoración del Ejército, la Cruz Laureada de San Fernando.

Operación importantísima en donde se procedió de distinta forma que los habituales hasta el momento. Se rompió con el sistema clásico del avance, la fortificación y el obligado repliegue. Una vez realizada la ofensiva, se ordenó que las columnas de vanguardia construyeran reductos de sacos terreros en los objetivos conquistados, a fin de vivaquear en ellas hasta el siguiente día.

Destacó la lucha incruenta en el barranco de Imusaten. Tan difícil fue la situación que el Estado Mayor al completo y el general Fernández Pérez, así como la columna de reserva, vivaquearon en la loma «Felipe», toda la noche.

Estos combates se iniciaron el día 3 de mayo, y se suponía, después de bombardeos, que el enemigo se mantendría alejado y distante de las posiciones. No fue así y atacó en este caso el Reducto de Sidi Mesaud, para provocar el derrumbe del frente, no conseguido el año anterior en Tifaruín.

La guarnición de Sidi Mesaud que aguantó el asedio pertenecía al Regimiento de San Fernando y su artillería a la Comandancia Expedicionaria de Cartagena. Sus jefes, comandante Orge, capitán Peña María, tenientes Jiménez Benhamou, de Artillería, Suso y alféreces Molina y López Pérez, fueron felicitados por su conducta.

Resaltamos que las trincheras  enemigas fueron construidas en esta ocasión bajo la dirección de «técnicos», pues guardaban gran semejanza con las empleadas en la Gran Guerra. La trinchera enemiga más próxima a Sidi Mesaud, comenzaba frente a la puerta de la alambrada para terminar en el barranco de la izquierda, completamente desenfilada de la posición.

En el aljibe del Collado también habían construido excelentes refugios contra los bombardeos aéreos.

En la loma «del Tercio», así bautizada en aquellos días, y posteriormente “Valverde”, había otra trinchera de análogas características. La realidad era que todas las cañadas de acceso al citado fortín estaban enfiladas por trincheras de piedra, cortándolas a veces pozos de tirador.

En las barrancadas entre Farha y Sidi Mesaud abrieron cuevas tapiadas y aspilleradas.

Las bajas sufridas eran evacuadas a Dar El Quebdani, donde se estableció el hospital de sangre, asistiendo a los equipos quirúrgicos abnegadas enfermeras de la Cruz Roja y hermanas de la Caridad, destacando entre ellas la Sra. viuda de Bolaños y Srta. Paz Sancho-Miñano.

La harca rebelde estaba integrada en parte por kabileños de Tensaman, Beni Tuzin y algunos de Beni Urriaguel.

Como honor y en recuerdo del capitán de Regulares de Melilla, Jaime Ortega, y tenientes del Tercio, Clemente Valverde y Feliciano Rojas, el Mando ordenó que los tres blocaos, instalados en aquellas alturas llevaran sus nombres. Estos reductos tenían una capacidad para una veintena de hombres.

En los primeros días del mes de agosto la situación no había variado mucho. Los insumisos actuaban tanto en la zona Oriental (Beni Said) como en la Occidental (Beni Hozmar y Beni Hassan). La inseguridad en las comunicaciones, así como las dificultades para las aguadas y convoyes, hizo que las posiciones de vanguardia sufrieran un pertinaz asedio, limitándose a repeler los ataques.

En julio y para proteger a Sidi Mesaud se ocupó y fortificó una nueva posición, llamada de Laara u-Yenna, que reunía excelentes condiciones defensivas.

El 30 de diciembre de 1924 se aprobó con cargo a los “Servicios de Ingenieros”, la ejecución por gestión directa del proyecto de las obras necesarias para convertir en permanente, la posición y blocaos de Laari-U-Yenna, con presupuesto de 22.580 pesetas. B.O. nº 1, de 1 de enero de 1925.

Socorro aéreo a Sidi Mesaud. 6.000 hombres amenazan Sidi Mesaud. Las escuadrillas vuelan sobre el frente todo el día. Detención de los carros de asalto. Maniobra temeraria del Jefe de la Legión Teniente Coronel Francisco Franco. Efectivamente, Abd el Krim había reunido en su cuartel general a los jefes de tribu de más prestigio guerrero. Les habló de la angustiosa situación en que se encontraban los españoles, con graves problemas sociales y de gobierno que les impedían hacer la guerra, y expuso su plan de ataque, último y definitivo, para romper el frente y recoger un gran botín. Terminó su discurso amenazándoles con terribles venganzas sobre sus bienes y familias en caso de desobediencia o cobardía. La orden de ataque estaba dada.

En el campamento de Dar Quebdani se calculaba que las fuerzas concentradas por el enemigo pasaban de 6.000 hombres. Sus posiciones eran ventajosas, dado lo abrupto del terreno. Desde profundos barrancos, que se extienden en dirección del campo enemigo hacia nuestra retaguardia, quedando batidos los caminos por donde había de pasar el convoy a Sidi Mesaud.

De momento no hubo otro recurso de castigo que la Aviación, que se empleó en bombardeos alternados contra Alhucemas y poblados y posiciones del frente.

Con fecha 3 de mayo, las posiciones sitiadas de Sidi Mesaud disponían de agua para seis días y víveres para nueve. Para el mando la situación era de urgencia y difícil; no se podía perder tiempo, era necesario actuar.

En el aeródromo de Tauima se dictaron las órdenes precisas para el ataque. Las escuadrillas, en relevos sucesivos, volarían sobre el frente durante todo el día; en el momento del asalto se encontrarían sobre el objetivo el mayor número de aviones. Los jefes de escuadrilla señalaban a los observadores la misión que se encomendó a cada columna, itinerario de avance, fases y forma en que han de actuar.

Desde el amanecer se sucedieron sin interrupción los servicios de bombardeo y ametrallamiento de las posiciones ocupadas por el enemigo. A las doce de la mañana, después de batir intensamente el poblado próximo a la posición de Farha, las fuerzas de Regulares iniciaron el avance.

 

 

 

(Continuará)

José Antonio Cano

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En el centenario del asedio a “Tifaruín, El Annual… que se evitó” Capítulo V (2ª parte)

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