melillahoy.cibeles.net fotos 1681 Antonio Salido
No es un verano cualquiera. Existe un feroz movimiento. Largas noches conectados a redes, radio y televisión. Cuanta maldad en el mundo. Demasiado dolor, rabia, indignación. Los asesinatos individuales y masivos, el terrorismo, los nuevos formatos de lo que puede ser una tercera guerra mundial, están invadiendo los espacios anímicos.
Mientras mueren miles de personas inocentes crece el desasosiego. Estremecen las noticias. Estremecen los intereses y la manipulación. Estremece la violencia que reina en este planeta. Y estremece el odio. Debemos luchar contra ese odio.
Decía Forges en una de sus recientes viñetas que el odio en las redes es el gimnasio de los verdugos. Una compartida afirmación que debería detenernos y pensar en las consecuencias e influencia de tantas palabras sueltas, vertiginosas, carentes de reflexión, que ruedan por los nuevos canales de comunicación. Es insoportable el ruido y la vomitera convulsiva que llegamos a leer en esas redes sociales y también en aquellos medios de comunicación que olvidaron hace tiempo los valores del buen periodismo. Hace unos días, la muerte de un torero desataba la bajeza “humana” (esto lo pongo entre comillas, porque más bien es de cafres). Creí que era un montaje, de los muchos que se suceden, en un medio de comunicación fabricante de mentiras, pero navegué por una red social y leí repulsivas palabras y frases de quienes se autoproclaman animalistas. No soy taurino, ya lo he manifestado en otras ocasiones, pero leí mucha basura ante la muerte de un ser humano. La ausencia de respeto y empatía está creando monstruos en todos los ámbitos sociales, porque hay mucho de incontinencia verbal y mala educación (mala leche también). Es insoportable.
Con toda la muerte que nos rodea, el terrorismo machista, además, sigue asesinando, maltratando y violando. Ese Mar Mediterráneo, cada jornada más, convertido en un cementerio de refugiados e inmigrantes. Reflexionemos y luchemos como lo hizo Martin Luther King : “Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”.
No quiero finalizar sin expresar también mi dolor, pesar y solidaridad con los recientes terremotos acaecidos en esa zona central de Italia. Imágenes estremecedoras, todo un pueblo o algunos más casi destruidos, muchas vidas humanas han dejado de existir. De entre los escombros una buena imagen, de cómo sacaban sana y salva a una niña de unos 6 añitos. En Birmania, al parecer ha ocurrido otro movimiento sísmico, pero de allí, las noticias aun no llegan con la rapidez y certeza precisa.
Eliminemos el odio ¡Basta ya!
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Eliminemos el odio ¡Basta ya!
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