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Elecciones catalanas 2021

Ya tenemos resultados y se acrecienta lo sombrío. Con una participación histórica a la baja que redondeo al 54% en medio de la pandemia; un Parlament más fraccionado que antes; un independentismo que crece sobrepasando el 50% y la presencia inquietante de las posiciones extremas, entiéndase CUP y Vox.
El efecto Illa ha tenido su efecto consiguiendo el PSC un gran resultado, 33 escaños y el primero en total de votos, a pesar del argumentario contra su labor y su figura abanderando el necesario reencuentro y el diálogo en nuevos tiempos.

Pero, no dan los números para acceder a la Presidencia de la Generalitat. ERC y Junts, más bien el primero presentan un panorama que les favorece: un frente independentista con el posible apoyo de la CUP a pesar del conocido y sufrido anterior gobierno del desgobierno. Mucho tendrán que corregir y de lo que dudo ante estos plebiscitarios que hacen de la identidad su magna causa para lo que se han preparado ya algunas décadas, esta última acentuada y saltándose el marco constitucional y jurídico vigente, a todas luces impermisible.

Mucho y de manera rimbombante sobre la solución del “ conflicto ” POLÍTICO y para ello, el diálogo , la negociación. Pero las premisas irrenunciables del “ derecho de autodeterminación , derecho a decidir versus suave y la amnistía” dificultan cualquier acercamiento en un debate de sordos y magnánima cerrazón.

Difícil, angosto se muestra el panorama. Parece ser sin parecer, las dificultades económicas, sanitarias , la asfixia de los sectores productivos no son prioridad para los potenciales aspirantes, acrecentándose la inseguridad y la incertidumbre del hoy y mañana inmediato. El elixir de la proclama independentista lo resolverá todo al compás del baile de sirenas…
La política de bloques se afianza, los extremos tensionan recrudeciendo la por hoy inviable conciliación y tolerancia ante las legítimas y diferentes visiones. Hay quienes y por suerte hoy en minoría, siguen alimentando y abonando el terreno del odio y justificación de la violencia de efectos insoportables.

Me siento especialmente sensible en estos días. Mi apego y afecto a Cataluña los llevo con orgullo. Treinta y dos años en esa tierra, sus gentes me han marcado y por ello me duele lo que vislumbro y atisbo. Quisiera una Catalunya que encajase en nuestro solar patrio, en una España que no ha de ser una foto fija y que ha de ir adaptándose en tiempo y ritmos a los cambios que se producirán sin necesidad de forzar velocidades.

Deseos de un jubilado orgulloso de nuestra riqueza, nuestros pueblos, costumbres y lenguas, unidos en ese viaje que haga presente el futuro.

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