Icono del sitio MelillaHoy

El Transeúnte

Después del acicate pedigüeño a los que sometían éstos a los feligreses, aquéllos, los que por arte de birlibirloque han debido de irse a mendigar a la mezquita, quizá por entenderles mejor y posiblemente por ser más proclives a la limosna. Ahora sólo hay uno y por cierto que, ha cambiado de presencia, pues de desaliñado ha pasado a "arreglado", y es en este detalle en el que quiero incidir; que de principio no lo reconocí y luego me encontré con que ¡me costaba trabajo atenderle al verle tan "arreglado"!, ¡pardiez! me dije ¡soy un gilipollas! ¿cómo es posible que confunda yo el aseo con la necesidad? ¿acaso "el hábito" hace al monje?… a lo mejor es que soy un ojaneta de "Hamelin" y no entiendo que el golpe de pecho sea, por ser un liberal materialista, cuando no soy más que un alma amedrentada por lo desconocido, como pueda ser un terremoto, esperando siempre el amparo de la providencia. Y es entonces cuando siento que el transeúnte también espera el amparo de ésta. Inmediatamente cambié mi mal pensamiento y me dije ¡es el mismo!, quizá más sincero y sólo por eso lo veo más cercano a mí.

Y es esto algo que me atrae, como algo enriquecedor para acumular en mi experiencia, esa que con la intelectualidad innata nos hace adquirir la aprendida, y con ambas vamos superando lo desconocido. Y llegamos al quid de la causa aunque esta sea algo muy personal, solo con una pregunta ¿Porqué empezó todo esto?… Siempre hay un principio, y por supuesto un fin. Y me vuelvo a preguntar ¿porqué ese principio?, sea o no circunstancial…. Ustedes tienen la palabra.

Acceda a la versión completa del contenido

El Transeúnte

Salir de la versión móvil