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El respeto a la interculturalidad

“Unidad, que no es uniformidad desde que la Constitución de 1978 reconoció nuestra diversidad como una característica de nuestra propia identidad, una diversidad que nace de nuestra historia y nos engrandece y nos hace fortalecer… En España han convivido históricamente tradiciones y culturas diversas, con las que de continuo se han enriquecido sus pueblos"
Estas palabras pertenecen al Discurso de Aceptación de la Corona ante las Cortes Españolas del Rey Felipe VI el pasado 19 de junio de 2014. Un mes más tarde, el gobierno de la Ciudad impulsa la aprobación en la Asamblea de la Declaración Institucional para un Pacto por la Interculturalidad, haciendo uso de estas palabras como preámbulo solemne de un documento que sólo puede calificarse de histórico para el progreso y la cohesión social de Melilla.

El gobierno de la Ciudad Autónoma de Melilla se ha convertido en el gobierno del respeto a la pluralidad cultural de la ciudadanía melillense, adoptando y haciendo suyas las recomendaciones y preceptos del Consejo de Europa y la Unión Europea y, valiéndose de la extraordinaria experiencia de convivencia entre sus gentes, iniciando un valioso camino sin retorno al futuro y al progreso. La Declaración aborda la interculturalidad no como algo en el vacío, sino en relación a parcelas concretas y centrales de la vida pública local, tales como la enseñanza, la diversidad religiosa, el pluralismo lingüístico, la equidad de género o la cohesión social.

No puede entenderse proyecto ni propuesta política alguna en Melilla que no mire a la pluralidad de su población, que no atienda con respeto y rigor la promoción y preservación del mejor de sus patrimonios. Que no sitúe en su agenda de prioridades la gestión democrática de su diversidad cultural.

Los logros consolidados en esta dirección marcan una senda apasionante y los hitos por alcanzar nos indican el camino por el que buscar las mejores oportunidades para construir un proyecto de convivencia sostenible en nuestra ciudad.

Ya tenemos la partitura y este gobierno se está encargando de articular los pasos para programar el concierto, convirtiendo la interculturalidad en un elemento transversal de sus políticas.

Estos mimbres no pueden ni deben ser amenazados con propuestas excluyentes de ciudad. Una lista electoral es un elemento lo suficientemente simbólico y cargado de oportunidad como para no representar lo que la ciudadanía melillense se ha esforzado en construir.

Y algunas de estas propuestas de ciudad, con lo que representan, se afanan en seguir creando compartimentos estancos. Esto es como la igualdad de género. Hay que ir comprendiendo que necesitamos de todas las sensibilidades, formas de pensar y perspectivas de ciudad para diseñar un proyecto común de futuro. En otros lugares, no sé, pero en Melilla debe ser así.

Lo demás, son intentos vanos y abocados al fracaso.

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