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“El que no llora no mama”

La historia de la lactancia es tan antigua como la aparición de los mamíferos sobre la superficie terrestre. El ser humano, en sus inicios, también se amamantó de los pechos de su madre o, en ocasiones, de los pechos de “Nodrizas o Damas de cría”, cuando no era posible amamantarlo su madre. En aquellos años aún no existían los biberones y solo había el calor y el amor que daban dos pechos.
La lactancia materna ya no supone una cuestión de supervivencia. Por ello, la forma de criar a los recién nacidos se ha convertido en una elección libre para la madre que desee vivir en su cuerpo una experiencia única y dar a su hijo lo mejor. Los profesionales sanitarios y las mujeres saben que la lactancia materna proporciona innumerables ventajas para la salud, el crecimiento y el desarrollo de los niños, disminuye el riesgo de gran número de enfermedades agudas y crónicas.

Pese a ello, en las últimas décadas se ha observado una disminución del número de mujeres que amamantan a sus hijos, fenómeno relacionado con los nuevos estilos de vida, la incorporación de la mujer al mundo laboral, la gran influencia de la “cultura del biberón”, etc.
“La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva hasta alrededor de los seis meses de edad y la continuación de la misma, con introducción gradual de los alimentos complementarios, hasta el segundo año de vida y más, si fuera posible”.

La leche materna es la mejor forma de alimentar que unos padres pueden ofrecer a su hijo o hija recién nacida. No sólo considerando su composición, sino también en el aspecto emocional, ya que el vínculo afectivo que se establece entre una madre y su bebé constituye una experiencia especial, singular e intensa.

Ventajas de la lactancia materna PARA EL BEBÉ: proporciona todo lo que se necesita durante los primeros meses de la vida. Contiene anticuerpos (defensas) que le protegen frente a enfermedades infecciosas (catarros, otitis, neumonías, diarreas, …), e incluso frente a posibles enfermedades futuras como pueden ser obesidad, asma o alergia. Algunos estudios han concluido que los niños y las niñas alimentados al pecho tienen menor riesgo de padecer el síndrome de muerte súbita del lactante e incluso favorece el desarrollo intelectual. Desarrolla una estrecha relación entre tu bebé y tú proporcionándole consuelo, cariño, compañía y seguridad.

Las ventajas de la lactancia materna PARA LA MADRE las podemos clasificar en tres grupos: ventajas para la salud, ventajas de tipo económico y ventajas de tipo emocional. Con respecto a las ventajas para la salud, a corto plazo hay una disminución del sangrado posparto, aumento de la contracción uterina, mejoría de la anemia y recuperación del tamaño del útero; a medio plazo hay una recuperación peso/silueta, amenorrea prolongada que ahorra hierro y espaciamiento de embarazos; a largo plazo hay disminución del riesgo de cáncer de mama pre-menopáusico, disminución del riesgo de cáncer de ovario y disminución del riesgo de fracturas espinales y de cadera posmenopáusicas. Con respecto a las ventajas de tipo económico tenemos menor gasto en fórmulas infantiles, menor gasto en artículos para biberones y menor gasto en fármacos, consultas y hospitalizaciones del bebé. Con respecto a las ventajas de tipo emocional es una vivencia única, especial y placentera, mejor apego madre-bebé, mejor comunicación con el hijo, satisfacción íntima, superación de barreras biológicas y menos depresión posparto/aparición tardía.

Por todo lo expuesto la lactancia materna es imprescindible tanto para la madre como para el hijo, debiéndose promover, desde los gobiernos y empresas, medidas que faciliten este tipo de lactancia entre las mujeres en el ámbito laboral.
¡¡¡LACTANCIA MATERNA, SÍ!!!