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El peligro de los retos virales: fama y frivolidad

El auge de las redes sociales ha generado efectos colaterales imprevistos. La necesidad de atención y aprobación, sumada al aparentemente creciente infantilismo de la sociedad, ha provocado la aparición de un número cada vez mayor de “retos virales” que, en el marco de una preocupante frivolidad, oscilan entre lo ridículo y lo peligroso.
Algunos de los “retos virales” más famosos, como el “Ice Bucket Challenge” (reto del cubo helado) nacieron impulsados por una buena causa -en este caso concreto, recaudar fondos para la investigación contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica o ELA- pero la tendencia finalmente ha avanzado por cauces distintos. Eso sí, sea curiosidad, casualidad o prueba de un imperativo darwinismo social: la mayoría de los retos provienen de EEUU.
Mientras que hay “retos” totalmente inocuos, como el “Harlem Shake” o el “Mannequin Challenge”, otros tantos cruzan la línea del absurdo para entrar de lleno en la imprudencia e incluso la ilegalidad.
Un ejemplo de estos retos o juegos virales peligrosos es el conocido como “reto de la canela”, popularizado en 2012, en el que el objetivo es tratar de tragarse una cucharada de canela en polvo en el menor tiempo posible y sin beber nada de agua, con el consiguiente riesgo para la salud. Sólo en EEUU se reportaron más de 200 casos de colapso pulmonar, ya que la canela puede causar asfixia, irritación de la garganta, dificultad para respirar y el citado colapso pulmonar.
Otro reto digno de la concesión de un premio Darwin es el recientemente popularizado “Kiki Challenge” o “In My Feelings Challenge”, en el que el objetivo es grabarse bajando del coche en marcha y bailando al son del nuevo éxito del rapero canadiense Drake. Este reto se ha popularizado en nuestro país, y pese a constituir un grave delito contra la seguridad vial, más de un famoso ha subido vídeos a sus redes sociales. El riesgo que supone bajarse del coche en marcha ya ha provocado muertes entre los “youtubers”, “instagramers” y demás fauna. En nuestra ciudad, aunque a menor escala, también se han dado casos; este mismo lunes, en el puente frente a las 400 viviendas, una joven bajó del asiento del copiloto de un coche para “cumplir” con el reto.
Aunque peligrosos, estos retos son sólo producto de la estupidez normalizada por internet: no llegan a ser malintencionados. Un paso más allá van otros juegos, como en el famoso caso de la “Ballena Azul”, cuyo objetivo es ir planteando retos que suponen un riesgo explícito para la vida de los participantes y que, en algunos casos, terminan con el suicidio de los mismos.
En definitiva: Internet es más peligroso de lo que parece, y la inocencia tras el hecho de cumplir con un “reto viral” por un puñado de “likes” puede acabar suponiendo el pago de un precio demasiado alto.

Fernando Lamas Moreno

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Fernando Lamas Moreno

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