Entre los tres hay un mundo de anormalidad, pues hecho demostrado es de que van contra corriente. Los del concurso muestran sus recursos más sobresalientes. El del palafito, crea una nueva canción con aires de demente y barbudo él queda ido. El ganador del concurso, joven él, no solo luce de bañador slip, sino que lo hace incluso en la gala final, para colmo, exhibió lucida y constantemente el perfil de su pijo; no sé si por táctica consensuada o porque el muchacho es un verdadero pijo. Pero ganó, y la mamá premió muy efusivamente a su superviviente.
Otros, como el barbas de Supervivientes, esta vez de Melilla hacen lucimiento del gran consentimiento democrático de España, que permite una manifestación del grupo o secta, sin autorización y en defensa de sospechosos o comprobados talibanes o "estrictos" teólogos. Encima, ¿encausados por tener una oficina de reclutamiento? para Alqueda, y sin darse de alta en el impuesto de sociedades, ni pagar apertura autorizada, ni de alta de autónomos en Hacienda. O sea que, aquí no paga nadie. Perdón, exceptuando pequeñas chapuzas del contratista a cuenta de todos los españoles.
Por lo menos han salido los estrictos fotografiados por la prensa, en la palapa de la Plaza de España (para colmo), camino de un palafito de locura, incluido el palmeral, dentro de una quinta columna medieval.
Y esto es lo que hay, que si llegamos nosotros los rasurados, a una actividad tal, nos hubiesen caído tortas por todas las partes. Por muy "blanca" que sea la paloma o el rocío camino de Rostrogordo… y a pedradas. Esa es la diferencia entre un credo estricto y otro de tolerantes (musulmanes, hebreos, hindúes y cristianos) por un supuesto voto.
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El palafito, el del pijo y el barbas