MelillaHoy

El Movimiento en Defensa del Arbolado cifra en unos 150 los árboles que Melilla ha perdido en 2022

Empieza un año 2023 “clave” y advierte de que va a luchar “muy fuerte” para que los programas electorales tengan “un componente verde cada vez mayor”: “El que más haga en ese sentido llegará más lejos porque el futuro es verde”

“El año 2022 ha sido pésimo para los árboles”. El Movimiento en Defensa del Arbolado de Melilla es pesimista en su balance del año pasado, en el que calcula que nuestra ciudad ha perdido alrededor de 150 árboles, uno cada dos días y medio. Muchos de ellos han sido arrancados -o apeados, como se dice técnicamente- por decisiones políticas y otros tras enfermar a causa de una “campaña dañina contra los árboles” con “podas sistemáticas” que también han afectado a las aves migratorias, según ha denunciado públicamente en declaraciones a MELILLA HOY el responsable de esta plataforma, José Cobo. El Movimiento arranca ahora un 2023 “clave” en el que se ha propuesto luchar “muy fuerte” para que los programas electorales de los diferentes partidos tengan “un componente verde cada vez mayor”.

“El que más haga en ese sentido llegará más lejos porque el futuro es verde. Y si no es verde, no será”, advierte Cobo enarbolando el lema que le guía en la defensa del patrimonio natural de Melilla, cada vez más mermado por la falta de interés que, a su juicio, hay en la Administración local por protegerlo.
En su opinión, esa es la razón por la que, a estas alturas, Melilla carece aún de un reglamento de protección del arbolado, que es “algo imprescindible” a modo de ley para que todas las administraciones respeten los árboles que hay en nuestra ciudad. “No lo hacen porque eso sería como ponerse cadenas, pero hay que recordar a los políticos que los árboles, aunque los gestionen, no son de ellos, sino que son nuestros, de los ciudadanos de Melilla”, deja claro.
Con este reglamento, que es una de las grandes prioridades de esta plataforma, los árboles contarían con una especie de DNI individual y, de esa manera, “no se podría hacer con ellos lo que se está haciendo”, es decir, arrancar los árboles de donde han estado durante décadas “porque no les gustaba, no les interesaba, habían recibido presiones de contratistas de obras o por órdenes de otra Consejería”.
Así ha ocurrido, por ejemplo, en la calle Conde del Alcaudete, donde hace apenas un mes hubo una concentración. Y también en el Barrio Hipódromo y las calles Conde del Serrallo y Severo Ochoa, entre otros lugares que, poco a poco, han ido perdiendo árboles maduros para ser sustituidos, en el mejor de los casos, por árboles que son prácticamente arbustos.
“¿Puede ser un voladizo de un edificio en construcción más importante que un árbol que lleva allí más de 50 años dando sombra, frescor y oxígeno? Si la respuesta es sí, es que aún no se ha entendido en qué punto está la situación climática actual”, advierte Cobo, que pone en duda el principal argumento que utiliza en su defensa la Consejería de Medio Ambiente: la plantación de mil “arbolitos” en esta legislatura.
“No creo que sea verdad, pero, aunque lo fuera, mil arbolitos no hacen una ciudad más verde. Mil arbolitos son solo mil arbolitos, que no veremos crecidos hasta dentro de varias décadas, si es que no llegan antes otros y los arrancan también. Lo que tenían que haber hecho es no quitar ninguno de los que han quitado, que algunos los han trasplantado y otros han terminado en la incineradora”, asevera Cobo visiblemente molesto.

“Podas sistemáticas”
En cualquier caso, remata su mensaje al área de Medio Ambiente: “Si han puesto mil arbolitos, nos alegramos y aprovechamos para decirle que faltan otros mil porque Melilla está llena de alcorques vacíos, algunos también cementados”. De este modo, el responsable del Movimiento en Defensa del Arbolado pone sobre la mesa otro de los temas que más movilizan a los melillenses que se preocupan por este tema, además de las podas, sobre las que Cobo no duda en asegurar que forman parte de una “campaña dañina contra los árboles”.
Y es que, según José Cobo, entre los árboles que han desaparecido de nuestras calles también hay muchos que enfermaron por las “podas sistemáticas” a las que han sido sometidos por el servicio de jardinería, llegando a incumplir acuerdos de no podar en determinadas épocas del año para favorecer la cría de aves.
No en vano, muchas zonas de Melilla están catalogadas como puntos de interés al ser nuestra ciudad una zona de paso de aves migratorias que, muchas veces, es utilizada para alimentarse, pasar una temporada y, posiblemente, intentar reproducirse.
Sin embargo, el año pasado no se respetó el acuerdo pactado entre la administración y los grupos ecologistas, sobre todo en primavera, cuando los árboles empiezan a coger fuerza con la subida de la savia.
“Cortar en ese momento supone un estrés y un maltrato al árbol que no tengo palabras para describirlo. El año pasado empezaron a podar con intensidad en plena primavera y parecía que estaba hecho con intencionalidad. Es muy duro y triste que quienes deben proteger las plantas sean precisamente los que las dañan. Es como si un médico hace daño a un paciente. Los gestores no pueden hacerle daño justamente cuando saben que le van a hacer más daño. Ellos son sus cuidadores y son los que lo tienen que cuidar”, apostilla el responsable del Movimiento en Defensa del Arbolado.
Cobo admite que las podas es uno de los problemas relacionados con el patrimonio verde de Melilla que más le disgustan, porque terminan debilitando y enfermando a los árboles y es otra forma de ir perdiendo patrimonio verde en nuestra ciudad.

Rostrogordo
Un ejemplo de ello es lo que ha sucedido en Rostrogordo, cuyos pinos “están hechos una pena desde hace mucho tiempo” porque, a los efectos de la desprotección cuando el pinar no estaba vallado para impedir el paso de los coches se le unen “las malas praxis de años”.
Se refiere, en concreto, a las podas de esos árboles desde que eran pequeños. Y ello, a pesar de que “los pinos no se podan”, insiste Cobo para ver si en el área de Medio Ambiente se dan, al fin, por enterados.
Ello evidencia, a su juicio, la necesidad de que la Ciudad Autónoma cuente con un equipo técnico “en condiciones” formado por botánicos que tomen “la decisión radical de que los árboles que se plantan no se pueden tocar ni podar hasta que sean adultos” para evitar que se ladeen.
Pese a todo, el responsable de esta plataforma se queda con la sensibilidad creciente de la población a la hora de defender su patrimonio natural. Algo que les hace sentir que no están solos porque, de hecho, son cada vez más los avisos que van recibiendo de ciudadanos en relación con los árboles. Sobre todo, con las podas y los alcorques vacíos, además de los árboles arrancados.

Respaldo ciudadano
“Nos preguntan si la Consejería de Medio Ambiente se dedica más al cemento de las obras o a las plantas. Y nosotros, a veces, no sabemos qué contestar”, lamenta Cobo, que cree que los políticos, al final, conseguirán ver a los ecologistas “amarrados a los árboles” para protegerlos.
“Sentimos muchísimo respaldo ciudadano. En ese sentido, Melilla es una ciudad muy madura y sensibilizada en lo ecológico y el Medio Ambiente y tiene más conocimiento de lo que uno pueda pensar. Lo que sí me sorprende es que los políticos y técnicos, sobre todo los de Medio Ambiente, no estén dando la talla”, lamenta el responsable del Movimiento en Defensa del Arbolado.
Una de esas muestras de apoyo de los melillenses lo notó esta plataforma en el rechazo al proyecto que Medio Ambiente quería impulsar en el bulevar de General Aizpuru. “Eso fue un gran logro”, recuerda Cobo.
Y, enlazando con aquello, apunta uno de los objetivos que defienden desde la plataforma, y es que los nuevos proyectos que se realicen en Melilla sigan el modelo del bulevar que ya impulsaron los urbanistas militares hace décadas y que “son tan acertados”. Tanto, que es lo que ahora se está siguiendo en grandes ciudades como Málaga, en el desarrollo de los nuevos barrios.
Ello permitiría no solo recuperar vida social y aumentar el número de árboles, sino también crear corredores o pasillos verdes para que los peatones puedan desplazarse de un barrio a otro de forma segura y cómoda. Esa fue la razón por la que desde el Movimiento presentaron una alegación al Plan General de Ordenación Urbana, porque “las ciudades se tienen que diseñar para las personas, no para los coches”.
Este será uno de los objetivos de este 2023, un año “clave” y no solo porque en mayo haya elecciones, lo que motiva a esta plataforma a reclamar a los partidos políticos un mayor compromiso en la protección del patrimonio verde de Melilla. También porque va a suponer la continuidad de 2022, en el que “ha resurgido este movimiento de poner a la ciudadanía en pie frente a los políticos.
“Ahora tienen que confrontarse con una sociedad civil a la que antes obviaba y tenía totalmente de lado, y ahora han tenido que dar explicaciones cuando nunca las han tenido que dar. Eso, a los políticos, les molesta mucho, pero es que su obligación”, deja claro Cobo.

El Parque Lobera: “Podría haber delito medioambiental”

Otro pulmón verde de nuestra ciudad, el Parque Lobera, también preocupa al Movimiento en Defensa del Arbolado de Melilla, sobre todo por el silencio que hay en torno a este parque, donde han caído “un montón de árboles” en una obra paralizada sin que nadie sepa “por qué ha pasado lo que ha pasado”.
“Yo creo que podría ser un supuesto delito medioambiental. Y otro a nivel político de cada uno de los que forman la Corporación por no decir nada de una cosa tan seria para Melilla. Si ocultan información a la ciudadanía, es porque algo pasa que no sabemos”, deja claro José Cobo, que se pregunta por qué en este caso tampoco dicen nada desde la oposición.
De todos modos, puntualiza que al Movimiento en Defensa del Arbolado no le mueven las siglas políticas. “Probablemente habrá consejerías antes que hayan hecho muchas cosas peores con los árboles, pero a mí me ha tocado esta y yo hago juicio de lo que me ha tocado, que ha sido tremendo”, apostilla Cobo.

Redacción

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