El monumento de las cuatro culturas

Durante la madrugada del pasado viernes tuvo lugar en la Plaza de España una concentración que mostraba el rechazo absoluto a la matanza que ejerció el ejército israelí, sobre la población civil palestina en la franja de Gaza, cobrándose más de ochenta víctimas morales: entre ellos veinte niños y quince ancianos. Yo estuve allí, pero a medida que el tiempo transcurría, sentí que no solo estaba triste por lo que había sucedido en Gaza, sino porque esa manifestación solidaria la había convocado un partido político, cuyos militantes y simpatizantes son de mayoría musulmana.
¡Qué hermoso sería que dicho rechazo a la barbarie israelí, lo hubiera promovido la delegación religiosa de la Comunidad Hebrea en Melilla! Y que a dicho acto hubiéramos asistido musulmanes y cristianos con sus respetivas autoridades civiles y religiosas a la cabeza.
¡Qué hermoso sería! Que cuando los movimientos extremistas islámicos cometen una barbarie en las comunidades cristianas en Nigeria, no sea la propia CIM la encargada de hacer dichas concentraciones y de invitar al resto de comunidades.
¡Qué hermoso sería! Que cuando paises de cultura cristiana hicieran matanzas a civiles musulmanes en Irak, Chechenia o Bosnia, no fuesen los propios representantes cristianos quienes llevaran a cabo actos como el que tuvo lugar el pasado viernes, y que melillenses de todas las creencias asistieran a los mismos.
¡Qué hermoso sería! Que ningún partido político asumiera esa responsabilidad, sino que fuesen los representantes religiosos quienes organizasen estos actos y ¡Qué hermoso sería también! De que estas concentraciones tuvieran lugar en torno al monumento que nos define como pueblo y no en la Plaza de España: donde es más visible. Con ello me refiero en torno a ese gran nudo blanco, indivisible pero formado por tres partes indispensables para que la sociedad de Melilla sea lo que es: una unidad pacífica dentro de la multiplicidad. Y es que la obra de Berrocal no es solo la escultura, sino lo que significa. Por lo que todos debemos de hacer lo posible para que su esencia sea el significado de nuestra sociedad.

Ahora, cuando hay concentraciones de este tipo, veo que la iniciativa de convocatoria la tienen nuestros políticos y no los ciudadanos. Y si mueren cristianos, no asiste ningún musulmán. Si las víctimas son musulmanes, no asiste ningún cristiano y lo mismo digo de la comunidad hebrea. La escultura que nos define como pueblo es un volumen con forma de nudo olvidado y que pasa desapercibido cuando pasamos por su lado. Es una masa blanca que descansa tristemente en una base de metal oxidado… Esa es su realidad, nuestra realidad. Yo no veo nada más.

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