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El debate está en el barco

Este contrato marítimo en el que el PP tanto ha trabajado ha provocado más de una crítica, pero injusta si tenemos en cuenta que ese abaratamiento hará del barco un transporte mucho más social y accesible de lo que ya lo es actualmente El barco se ha colado en mitad de la campaña de las elecciones europeas y ha empezado a copar el debate que estaba reservado entre los partidos, basado fundamentalmente en la economía, la inmigración y las propuestas que los diferentes partidos llevan en sus respectivos programas. Ayer lo pudimos ver cuando Melilla conoció a través de este Periódico las características del nuevo pliego de condiciones que regirá el próximo contrato marítimo, el segundo que elabora el Gobierno después de que el primero quedara desierto a principios de este año.

Prácticamente todos los partidos ofrecieron su valoración acerca del pliego, que es igual que el anterior en los aspectos que el Gobierno melillense consideraba intocables, como la edad de los buques y su velocidad. Las grandes diferencias entre un pliego y otro se han dado en el cuadro de tarifas máximas, algo lógico por otra parte si tenemos en cuenta que las propias compañías marítimas reconocieron que ésa había sido la razón por la que decidieron finalmente no presentarse a pesar de que tenían interés en pugnar por el contrato. La Ciudad Autónoma así lo desveló hace menos de cuatro meses, cuando habló con Trasmediterránea, Naviera Armas y Grimaldi para saber por qué ninguna de ellas había dado el paso final presentando su oferta en la Dirección General de la Marina Mercante.

Ese "problema de rentabilidad económica" obligaba a subir el techo tarifario que habían acordado el Ministerio de Fomento y la Ciudad Autónoma, y que dejaba las tarifas máximas en unos mínimos históricos. El recorte en los precios que proponían ambas instituciones oscilaba entre el 40 y el 60%, lo que de haberse conseguido habría sido una buenísima noticia para los melillenses y para dinamizar el turismo, un sector económico por el que el Gobierno de Imbroda lleva años apostando muy fuerte consiguiendo grandes avances, pero sin llegar aún al despegue esperado porque los transportes, precisamente, lo han impedido hasta ahora.

El nuevo pliego de condiciones que ya está en la Mesa de Contratación de la Dirección General de la Marina Mercante ha tenido que subir los precios para atraer a las empresas transportistas y evitar que de nuevo se quedara desierto el concurso, lo que seguramente habría causado un importante problema para Melilla, que tanto depende de los transportes. Sin embargo, aun con esa subida de las tarifas, éstas siguen siendo más baratas de lo que estamos pagando ahora mismo los melillenses cada vez que queremos viajar a Málaga y Almería. Tarifas actuales que, no lo olvidemos, son bastante más bajas de lo que en realidad establece el contrato adjudicado por el PSOE a Trasmediterránea en 2011 porque esta compañía se vio obligada a bajarlas drásticamente cuando llegó la anhelada competencia de manos de la Naviera Armas y empezó a funcionar la línea de Motril.

Por lo tanto, en el nuevo pliego de condiciones existe esa reducción de tarifas aunque algunos se fijen en lo que podría haber sido y no fue por la ausencia de ofertas en el concurso de adjudicación. Este contrato marítimo en el que el PP tanto ha trabajado ha provocado más de una crítica, pero injusta si tenemos en cuenta que ese abaratamiento hará del barco un transporte mucho más social y accesible de lo que ya lo es actualmente. Además de un servicio de mejor calidad gracias a los avances en la velocidad y la modernidad de los buques que se exige en el pliego, y que fueron cuestiones por las que el anterior Gobierno socialista tampoco apostó en ninguno de los dos contratos que adjudicó en sus últimas legislaturas de nefasto recuerdo para todos.

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