El coronel jefe del Tercio, Melchor Marín, afirmó en su discurso en el acto de celebración del XCVII aniversario de la fundación del Tercio, que la imbricación del ejército y la ciudad queda demostrada en el hecho de que "no se entendería Melilla sin su Legión ni la legión sin su Melilla". Sus palabras formaron parte del acto castrense desarrollado en el Acuartelamiento Millán Astray, una ceremonia que incluyó la imposición de condecoraciones, la concesión del título de de Legionarios de Honor a Emilio León (Hermandad de la Caridad de Córdoba) y a Pablo José Martínez, teniente coronel de Infantería y que tuvo como broche un desfile en el que no faltaron las mascotas de las distintas banderas. El acto de celebración del 97 aniversario se inició a las doce de la mañana. Tras el paso de revista de las tropas por parte del teniente general segundo de la JEME, Miguel Martín Bernardi, acompañado por el comandante general, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, y con la lectura del decreto fundacional de la Legión a cargo del comandante de la Escala Legionaria más antiguo en la Unidad, se procedió a la imposición de condecoraciones y al nombramiento de Caballero Legionario de Honor, título que recayeron este año en Emilio León Salinas, hermano mayor de la real Hermandad de Nuestro Señor de la Caridad (Córdoba) y a Pablo José Martínez Rivada, teniente coronel de Infantería.
Distinciones
Seguidamente se entregaron los premios del 97 aniversario de la Legión. El de Millán Astray fue para el cabo primero Abdelaziz Mohamed; el del teniente coronel Valenzuela para la dama legionaria Alicia León Sánchez; el del comandante Francisco al cabo mayor José Ramos; y el de Suceso Terreros al cabo Miguel Ángel Rodríguez Carmona.
Seguidamente se entregaron los premios que las diferentes cofradías y hermandades vinculadas a la Legión otorgan a los caballeros legionarios que se han hecho acreedores a ellos "por su excelente comportamiento, fiel cumplimiento del Credo Legionario y Espíritu de sacrificio demostrados a lo largo del año".
Discurso
En su alocución, el coronel jefe del Tercio, Melchor Marín, tuvo palabras de agradecimiento a las autoridades locales, Comandancia General, cofradías y ciudadanos que han participado y disfrutado de los actos del 97 aniversario de la Legión. Dio su enhorabuena a quienes este año han recibido la distinción como legionarios de honor, porque era un título que merecían por "el cariño permanente que demuestran a este Tercio y a la Legión, por su iniciativa y tesón para difundir los valores legionarios y por la labor callada de auxilio que prestas a nuestros hermanos a los que hoy no sonríe la vida". Felicitó a todos los premiados en la jornada y a los compañeros que pasaban a la reserva. Tuvo un especial recuerdo por los compañeros desplegados en Las Chafarinas y a sus familias les agradeció su esfuerzo, "apoyo y comprensión".
Recordó que el 20 de septiembre conmemora el alistamiento del primer legionario a un cuerpo, la Legión, integrada por un grupo de hombres a los que "se les pidió el sacrificio más alto, y a la desconfianza inicial" en el nacimiento de esta unidad, "le sucedió un merecido prestigio y desde entonces han sido atributos de la Legión el orden y la disciplina, la personalidad y el liderazgo, el oficio y la innovación, y un código de honor recogido en nuestro Credo escrito en términos rotundos, casi brutales, para ser practicado en la literalidad de sus palabras".
El credo fue concebido "para convertir en combatientes legendarios, a hombres incrédulos y sin ideales, que descubrieron en sus líneas los sentimientos de ayuda, hermandad y amistad, y a los que convirtió en individuos extraordinarios". El espíritu de aquellos primeros legionarios sigue vivo en la juventud de hoy, "que se enfrenta a los retos de la vida con bravura y acometividad; la solidaridad y el compañerismo, nuestro indestructible espíritu de cuerpo, la callada y permanente disponibilidad para el combate en particular o el culto a la disciplina se destinan en nuestras actividades".
Hoy en día la Legión aporta "disponibilidad sin límites, prestigio, seriedad y eficacia en lo que se le mande, letalidad basada en su preparación y vocación constante para servir en los puestos de guardia". Asimismo, incidió en la importante relación e imbricación existente entre el Ejército y la ciudad de Melilla, hasta el punto de que afirmó que "no se entendería Melilla sin su Legión ni la legión sin su Melilla".
Tras mandar firmes, conminó a los legionarios presentes que "frente al Gurugú como testigo de los episodios de mayor gloria, comprometidos con los ideales de la patria, desde el recuerdo a los que nos precedieron", unieran sus voces para dar vivas a España, el Rey y la Legión.
El acto de homenaje a los caídos, incluyó la colocación de una corona de flores a los pies del Cristo de la Buena Muerte, a cargo de los caballeros legionarios de honor bajo las voces las voces de los uniformados interpretando "el novio de la Muerte". Una vez interpretado el himno de la Legión, se procedió al desfile que puso punto y final a una calurosa y emotiva jornada de celebración.
La Legión se encamina hacia su centenario
El 28 de enero de 1920, por real decreto de su majestad Alfonso XIII, se creó una unida armada con la denominación de Tercio de Extranjeros, que nacía "con clara vocación de servicio a España y a la sociedad y con espíritu basado fundamentalmente en la gloriosa tradición de los tercios de Flandes". El 20 de septiembre de ese mismo año se alistaba el primer voluntario, el ceutí Marcelo Villareal, en cuyo honor y por decisión del teniente coronel Millán Astray, se mantiene esta fecha como aniversario fundacional del cuerpo.
Desde su creación, la Legión ha intervenido en todas las operaciones militares que el ejército español ha llevado a cabo y se ha distinguido por su valor y entrega al servicio de España. El Tercio ha intervenido en casi todas las operaciones importantes de las campañas de pacificación de Marruecos, así como en la Guerra Civil, operaciones en Ifni y Sahara Español y recientemente ha participado en el marco internacional en misiones de paz, de interposición y humanitarias, destacando en la operación Alfa-Bravo en la antigua Yugoslavia, donde la Legión sigue contribuyendo "al servicio de la Patria con lo mejor de sus hombres, entregando sus vidas por ella los tenientes Arturo Muñoz Castellanos y Francisco Jesús Aguilar Fernández, y los legionarios José Gámez Chinea, José León Gómez y Francisco Jiménez Jurado, muertos en Bosnia-Herzegovina".
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