El control de las bajas, un gran problema sin resolver. Impunidad política.

La Semana. MH, 08/07/2024

Por: J.B.

 

Es curioso cómo personas con muy poco bagaje llegan mucho más lejos de lo que ni siquiera ellos hubieran imaginado en sus mejores sueños. En la sociedad actual (especialmente, aunque no únicamente, en la occidental) prima el peloteo/baboseo al líder (algo que, si este último es tonto/engreído/narcisista, le suele hacer creer que es el más listo, el más guapo y alguien que nunca se equivoca) para ascender, la cultura de que el esfuerzo es para los tontos y la idea de cobrar mucho sin importar el resultado del trabajo realizado (y si no me gusta mi jefe o me hacen trabajar más de lo poco que aguanto, me doy de baja y ¡a cobrar sin trabajar!…). En Melilla hay muchos ejemplos…

¿Qué había hecho Sánchez (aparte de tener una tesis sospechosa de plagio) antes de acceder a la presidencia del gobierno? Al parecer fue suficiente con su innata capacidad para mentir (él lo llama cambiar de opinión) sin tener remordimientos y con irse colocando aquí o allá para ir escalando dentro del PSOE

Como decía en su último artículo un gran colaborador de nuestro periódico (El Gran Capitán), la democracia representativa es, por definición, el gobierno de los elegidos, como representantes, por el pueblo; pero no se cumple la definición porque los representantes no los elige el pueblo, sino que lo hacen los partidos (con sistemas, cuando menos, poco democráticos).

Gracias a la disfunción descrita en el párrafo anterior se pueden dar casos como que “tontos muy tontos” (como diría el genial José Mota), políticamente hablando, como Zapatero o Pinocho Sánchez puedan llegar a presidir el gobierno de España.

¿Qué méritos destacados tenían ambos para llegar al puesto más importante de nuestra sociedad? ¿Qué había hecho Sánchez (aparte de tener una tesis sospechosa de plagio) antes de acceder a la presidencia del gobierno? Al parecer fue suficiente con su innata capacidad para mentir (él lo llama cambiar de opinión) sin tener remordimientos y con irse colocando aquí o allá para ir escalando dentro del PSOE.

Ahora cree Pinocho ser el más listo, el más alto y el más guapo del barrio (algo que escucha constantemente de su incontable cohorte de pelotas y estómagos agradecidos) y pensaba/piensa que, como ha conseguido para sus necesarios “amigos” independentistas, si las leyes no le convienen, las cambia o hace que sus esbirros (Tezanos, el fiscal general, ministros, etc.) le hagan el trabajo sucio. En resumen, pensaba que era impune.

El fin de Pinocho Sánchez se acerca y no será sangriento como el de los dos líderes absolutos mencionados, pero al PSOE lo puede dejar en la UCI y desangrado

Pero no le está siendo fácil domar/controlar a la imperfecta democracia española. Por un lado algunos jueces se atreven a desafiar sus tratos con los independentistas y torpedean su ley de amnistía; otros imputan a su mujer por hechos presuntamente delictivos y seguramente faltos de ética (es curioso que la familia Sánchez y el propio presidente, al que tanto le gusta salir cuando le interesa, no hayan dado explicación alguna sobre el caso de Begoña Gómez); los medios de comunicación (la gran mayoría) se le rebelan, con mucha razón, por el nuevo control que quiere imponer sobre lo que él denomina “seudo-medios” (¿quién será el inquisidor que decida cuáles lo son y cuáles no?); Page (un grano enquistado en el trasero de Sánchez) se atreve a criticar al todopoderoso líder por querer dar un trato de favor a los independentistas catalanes:  Le dice a la cara a Sánchez que se une al gran pacto de Estado por una financiación “que no se puede trocear”. Considera (Page) que “no debe servir de arma arrojadiza” y que se debe “distribuir por igual entre todas las regiones”.

También otros, como el dictador iraquí Sadam Huseín o el sanguinario dictador rumano (socialista/comunista, como Sánchez) Nicolae Ceaucescu, por poner un par de ejemplos, se creían impunes y a salvo de cualquier represalia…. Ambos acabaron muertos (Ceaucsecu ejecutado y Huseín linchado). El fin de Pinocho Sánchez se acerca y no será sangriento como el de los dos líderes absolutos mencionados, pero al PSOE lo puede dejar en la UCI y desangrado.

 

Las bajas cuestan cada vez más y el control sobre las fraudulentas (cada vez son más) es laxo.

El pasado año se registraron más de ocho millones de bajas por enfermedad, con un coste para el Estado de 14.000 millones de euros. La gestión de estas bajas es el segundo gasto más elevado para la Seguridad Social. Ante el fracaso de los intentos previos para controlar los abonos y con las mutuas fuera del control de las ausencias laborales en procesos traumatológicos, la nueva estrategia del gobierno es solicitar datos complementarios de los trabajadores en baja a las empresas.

Se está solicitando a las empresas que proporcionen detalles sobre el puesto del empleado y una descripción de sus funciones laborales, lo cual, creen, permitirá una mejor comprensión de las limitaciones derivadas de la patología del trabajador y la relación con sus funciones laborales.

Como siempre, nuestro gobierno mete la cabeza en el suelo como los avestruces cuando hay un problema que no puede/no sabe solucionar. Le pasa la pelota a las empresas, sabiendo que no se va a solucionar nada con ello. Va a cargar con más burocracia y gastos a unas empresas que soportan un sistema mal diseñado.

Continuando con lo que decía en el primer párrafo: creo que la productividad es mucho más importante que las horas trabajadas y que hay que concienciar a nuestros hijos (los futuros trabajadores) de que, si el trabajo se hace bien, es muy improbable que un empresario serio prescinda de tus servicios y que inventarse una baja perjudica a la empresa, a los otros trabajadores y a todo el país.

Las bajas reales deben ser respetadas, pero las fraudulentas deben ser perseguidas y el trabajador caradura debe ser despedido con un despido disciplinario

Es evidente el repunte de las bajas fraudulentas y, como las pagan/sufren las empresas, el gobierno asiste paralizado a ello. La solución es fácil: que se cree un cuerpo médico especial elegido por las empresas/sindicatos que tenga que validar las bajas, que se aumente el seguimiento post baja y se tengan en cuenta tanto el historial repetitivo de bajas de un trabajador como las circunstancias que las empresas aporten como indicios de baja fraudulenta. Las bajas reales deben ser respetadas, pero las fraudulentas deben ser perseguidas y el trabajador caradura debe ser despedido con un despido disciplinario. Si no se cambia pronto el sistema, no habrá empresas que contraten y, como consecuencia, el paro aumentará.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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El control de las bajas, un gran problema sin resolver. Impunidad política.

JB

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