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El Colegio de Médicos de Melilla hace entrega de su medalla de oro

Serafín Romero y Antonio Campos, ambos médicos de amplia y laureada trayectoria y estrecha vinculación con Melilla, fueron homenajeados en un acto presidido por el responsable del Colegio de Médicos de Melilla, Jesús Delgado Aboy, y presentado por su tesorero, Salvador Saavedra. Campos, catedrático de histología de la Universidad de Granada y presidente de la Real Academia de Medicina de dicha ciudad, y Romero, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, recibieron la máxima distinción del Colegio de Médicos de Melilla, su medalla de oro. El Ilustre Colegio de Médicos de Melilla ha tenido a bien conceder la medalla de oro del Colegio, su máxima distinción, a dos personas estrechamente vinculadas con la actividad colegial y el desarrollo de la sanidad en nuestra ciudad, los doctores Serafín Romero y Antonio Campos.
El acto, encabezado por el presidente Jesús Delgado Aboy y presentados por Salvador Saavedra, tesorero del Colegio, contó con la participación del delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, quien quiso aprovechar su papel como político y como colegiado para dirigir unas palabras de agradecimiento y reconocimiento a los doctores homenajeados.
Antonio Campos, doctor de reconocido prestigio, catedrático de histología de la Universidad de Granada y uno de los más reputados académicos de nuestro país, agradeció la medalla de oro, recordando su primer contacto con Melilla -a la hora de coordinar las enseñanzas de enfermería en toda la región universitaria dependiente de Granada- y refiriéndose a su relación con nuestra ciudad en palabras del filósofo Ortega y Gasset, “el enamoramiento es un estado de atención patológico, y eso es lo que tengo con Melilla”.
Serafín Romero, Presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, tambén agradeció al Colegio la distinción y aprovechó para lanzar una serie de reivindicaciones al Gobierno en torno a las acuciantes necesidades sanitarias de nuestra ciudad, llamando a la instauración de una “discrimanción positiva” en pos de lograr que los facultativos quieran venir a trabajar en nuestra ciudad y puedan quedarse.