El Club Ciclotur Melilla acumula kilómetros de felicidad en la Península

Sol, calor, cuatro puertos, cero centímetros de descanso y buenos amigos ciclistas. La Salida del Club 2015, una actividad que cada año celebra la entidad ciclista local, regaló a los participantes cero kilómetros de felicidad y metros cúbicos de sudor. Una combinación perfecta que sólo puede entender el que sufre encima de la bicicleta. El pasado fin de semana, el calendario del Club Ciclotur Melilla tuvo una cita, una recompensa para los socios, tras unos meses duros de entrenamientos y competición. Como cada año, el club trabajó duro para preparar una salida a la Península que gustara a todos los ciclistas que conforman esa familia ciclista, tanto en la dureza de la rutas como en los hoteles y ayudas económicas para viajar.
Todo estaba preparado para recorrer 280 kilómetros, en dos etapas, por el corazón de la Alpujarra, con casi 4.000 metros de desnivel acumulado. Una actividad de gran dureza que atrajo a catorce socios a aventurarse por esas carreteras de Granada, atravesando decenas de bellas localidades, como Motril, Lanjarón, Padul, Molvizar y Orgiba, así como una ruta ‘tranquila’ de domingo a Frigiliana, un precioso pueblo malagueño. Dicho y hecho, mochila al hombro, bicicleta al barco y rumbo a Motril.
En la jornada del viernes, día 29, tras disfrutar de una cena consistente, fundamentalmente a base de pasta, todos los participantes miraron sus móviles, pues el tiempo amenazaba con mojar los maillot en el temido Puerto de la Cabra, de 27 kilómetros de subida, pues si llovía se convertiría en una etapa durísima.
Así las cosas, los deportistas melillenses se mostraron dispuestos a afrontar dos jornadas llenas de ambiente ciclistas, con la esperanza que la lluvia no hiciese acto de presencia para, de esta forma, afrontar de una forma más tranquilla y llevadera estas dos etapas entre tierras granadinas y malagueñas que se avecinaban.

El sábado, a primera hora, tras el desayuno en el hotel, las primeras fotos de la grupeta con un sol radiante, este año con una componente femenina, Rosa, una ciclista experimentada, que con mucho coraje y con la ayuda de su compañero de fatigas, José Antonio, agarró por los ‘cuernos’ a la cabra en el primer puerto y superó con nota la ascensión.
En cabeza, Alejandro, Ayub, Juanmi y Mariano, que consiguieron otros dos compañeros tensaran la goma para llegar a la cima. Luis, y el resto del grupo, a cola del pelotón, disfrutando del paisaje y de los manjares de la tierra, para después de seis horas llegar al hotel y degustar la comida.

El domingo, con un sol hermoso otra vez, tomaron rumbo a Nerja, con pelotón bien compacto, ya que los kilómetros de la jornada anterior dejaron huella en la musculatura. Aunque el pelotón marchó agrupado en los primeros kilómetros, los ataques tenían que producirse tarde o temprano y, el primero tuvo como protagonista a Javi, que ejerció como Pantani en sus mejores etapas.
Por detrás fueron los hermanos y primos, Juan, Enrique y Juani, que, como es habitual en ellos, a su ritmo son capaces de llegar al fin del mundo, siempre derrochando sabiduría ciclista. Más atrás, el ‘profe’ Joaquín puso ese punto de cordura que algunos les falta en las salidas. Tras unos tortuosos 110 kilómetros, a degustar una buena paella que les supo gloria, una ducha y al barco, que les esperaban el lunes en el trabajo.

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