Como continuación de la publicación de la primera parte del artículo sobre las ametralladoras, el Museo Histórico Militar de Melilla presenta la segunda y última parte sobre dichas piezas museísticas. Con la puesta en escena en 1914 del conflicto bélico ‘Primera Guerra Mundial’, España dejó de tener repuestos de Francia, por lo que adquirió la ametralladora COLT americana. Los malos resultados de esta última decidió al Mando a retornar a la ametralladora francesa, pero esta vez adquiriendo la patente.
Fue declarada como reglamentaria para Infantería en 1914 y para Caballería en 1929, sufriendo modificaciones para esta última, sustituyendo el culatín por una anilla de bronce, sujeta por tornillos y otras modificaciones en el trípode.
Al finalizar la Guerra Civil Española se adoptó la ametralladora SKODA ZB-37. Era un arma fabricada en Checoslovaquia, que se adquirió durante la ocupación alemana de esta nación, de excelente manufactura, utilizada también en otros países. Funcionaba por toma de gases y tenía un dispositivo para cambiar la velocidad de tiro de 750 a 550 d/m. El calibre era de 7’62 mm. y se alimentaba mediante una cinta metálica de 100 cartuchos.
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