Continuando con el plan de difusión de la Cultura de Defensa, promovido por este Centro de Historia y Cultura Militar, relacionado principalmente con el Ejército en Melilla, el artículo museístico de este mes de julio consiste en sacar a la luz la historia olvidada de dos históricos cañones de costa.
En la Isla de Isabel II en las Chafarinas se encuentran dos enormes piezas de Artillería de Costa que representan una época de grandes adelantos para la industria metalúrgica y de evolución asombrosa para los materiales de la Artillería Española.
Verdaderas joyas para la historia de los materiales de Artillería, estos prototipos permanecen en sus emplazamientos, desde hace unos ciento treinta años, como homenaje a sus diseñadores y fabricantes y a los artilleros que las sirvieron cuando eran una primicia por su sistema de retrocarga y ánima rayada.
Eran tiempos de grandes innovaciones en el armamento de los ejércitos, aparecen la ametralladora, el revólver, el fusil y la carabina de repetición y en la artillería se va abandonando el bronce desplazado por el acero para la construcción de las piezas.
Se fabricaron en Trubia solamente cuatro piezas de este modelo, dos de ellas se destinaron a Filipinas en 1885 y las otras dos son las que vinieron a artillar nuestra isla de Isabel II, donde hoy día podemos contemplarlas en sus montajes originales.
Ambos cañones están sin el bloque de cierre, que en su día probablemente se desmontaría para que las piezas quedasen inutilizadas. Lamentablemente se encuentran en un precario estado de conservación. Debido al paso del tiempo, a la falta de mantenimiento, su asentamiento a la intemperie y a la agresión de los agentes atmosféricos, necesitando una adecuada restauración.
Estos dos cañones son un hito histórico, verdaderas joyas artilleras, puesto que fueron las primeras piezas rayadas de retrocarga de que dispuso la Artillería de Costa en España, fruto de la investigación y el trabajo infatigable del General Elorza, uno de los grandes metalúrgicos de armas del siglo XIX que reorganizó y modernizó las grandes Fábricas Nacionales de armamento de Trubia y Oviedo, y un grupo de jefes y oficiales del Cuerpo de Artillería, creadores e impulsores, en esta época, de la gran revolución en el proyecto y fabricación de los materiales.
En 1885 las islas Chafarinas, hacía casi cuarenta años que eran españolas, Melilla todavía vivía dentro de los muros de su fortaleza.
El nuevo cauce del río de Oro se había realizado en 1872 y los nuevos límites fronterizos se habían trazado diez años antes (1862).
Eran tiempos cruciales para Melilla, que pronto saldría de sus murallas para extenderse por el llano.
Gabriel Jiménez Martín (Guardia Civil, Jubilado) DEP #Melilla
Don Francisco José López de los Monteros Quero (Militar, Jubilado) DEP #Melilla
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