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El caluroso verano que está atravesando Melilla invita a darse un chapuzón en sus costas. Las playas suelen estar bastante llenas, y probablemente más de uno habrá pensado estos días en cambiar de aires y acercarse a Horcas Coloradas 2 o Aguadú, que son de las pocas que tenemos en Melilla a mar abierto. Sin embargo, quien se haya desplazado habrá visto que en Horcas 2 ondea la bandera roja porque el baño está prohibido, mientras que Aguadú está inaccesible porque la carretera está cortada. Que cambie el panorama depende del Estado, ya que es al Ministerio de Medio Ambiente y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) a quienes corresponde llevar a cabo sus respectivas obras. Según informó a MELILLA HOY el consejero de Medio Ambiente en funciones, José Ángel Pérez Calabuig, la Ciudad Autónoma no tiene competencias en estos proyectos, aunque se ha interesado por ellos porque es consciente de que los melillenses están deseando poder disfrutar de ambas playas cuanto antes.
Sobre Horcas Coloradas 2, Calabuig explicó que son dos obras las que debe hacer en la zona el Ministerio de Medio Ambiente. Una de ellas, mover con maquinaria las grandes rocas que hay en el fondo y que son la razón por la que está cerrada la playa al baño, dado el riesgo que tienen los bañistas de hacerse daño si se meten en el agua.
Esta obra fue adjudicada a Acciona por 50.000 euros hace más de dos meses, pero problemas en el contrato y una lenta burocracia han hecho que estemos ya casi terminando julio y la playa cerrada al baño. La obra es muy pequeña y estaría terminada en un par de días, según Calabuig, que confió en que pueda ser esta semana o la próxima cuando se pueda llevar a cabo.
El otro problema de esta playa son los desprendimientos, cuya obra también está aprobada por la Dirección General de Costas del Ministerio de Medio Ambiente. No obstante, dijo que se ha habilitado una zona de protección y no se han dado grandes desprendimientos en los últimos días. Si ha habido algo, se ha quedado dentro de la zona, dijo Calabuig.
En cuanto a Aguadú, el problema está en los desprendimientos de los acantilados, de modo que la carretera está cortada a la espera de que esté totalmente colocado el mallazo de protección. Lo más peligroso se echó abajo y se limpió la zona, recordó Calabuig, según el cual hace ya tres o cuatro semanas que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir está actuando en la zona. En cuanto se termine de instalar el mallazo, se reabrirá la carretera.
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