Tal y como comunica a través de su web, “poco más de dos meses después del asalto a Ceuta, Marruecos ha decidido construir una nueva valla para aumentar la seguridad de la frontera con la ciudad autónoma”.
Dicha valla, indica, “consiste en un rejado metálico acabado en concertinas, y constituye un elemento disuasorio para los inmigrantes que quieran cruzar la frontera irregularmente saltando”.
Esta infraestructura contrasta con lo ocurrido hace tan solo dos meses, “cuando miles de migrantes atravesaron los límites marroquíes sin que las autoridades del país vecino lo impidieran”. Tras este episodio, y “haciendo hincapié en el drama de la gran cantidad de menores que cruzaron empujados por las autoridades marroquíes, España y la Unión Europea condenaron el uso político de la inmigración efectuado por Rabat”, asegura.
Además, el Observatorio añade que “la primera respuesta del Marruecos fue conseguir que la Liga Árabe les apoyase públicamente, llamando a Ceuta y Melilla ciudades marroquíes. Esta idea ha sido repetida por los candidatos conservadores que se presentan a las elecciones en septiembre”.
Sin embargo, el refuerzo de la frontera al menos asegura que “Marruecos aún reconoce la frontera como lo que es, el punto de encuentro entre dos estados soberanos”. Este hecho parece indicar que “Rabat quiere volver al camino de colaboración con la España y la UE”, puntualiza.
Por ese camino, manifiesta, “llega desde Bruselas financiación, formación y equipamiento para los agentes de la Gendarmería Real marroquí, destinados a mantener el orden en la frontera y a luchar contra la continua amenaza del terrorismo”. Esta colaboración permitió, por ejemplo, el establecimiento de una valla que blindaba parte de los bosques donde solían instalarse los inmigrantes que esperan su oportunidad para entrar en España. A largo plazo, “la medida se ve con una ligera desconfianza, ya que de nada sirve reforzar la frontera en el lado marroquí si, como ocurrió en mayo, las autoridades fronterizas de Marruecos permiten el cruce de los inmigrantes”. De momento, “este gesto parece el fin de la crisis diplomática entre los dos países, pero no será el fin de la complicada relación fronteriza”, apunta.
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