En un país dividido en dos, personifico la llamada “tercera España”, esa que era “cabal, limpia y decente”. Defensor de la justicia social y de la protección al débil. Merecedor de un gran prestigio profesional, pero sobre todo de un inmenso cariño social, por su fe en España y en los españoles. Liberal entendido como conducta de convivencia y moderación,…
…que llevo consigo la exigencia de justicia social y protección al débil. Incansable en la mejora de la condición humana, bien como medico avanzando en la investigación y amando al enfermo, o como intelectual predicando deberes y obligaciones.
- La Medicina, es una ciencia practica y humilde, que se debe aprender junto a los enfermos, viendo solo las causas, el médico sobre todo debe amar al enfermo, solía decir y cuando le preguntaron, si llegara un día en que el hombre muera viejo sin estar viejo, el contestó:”Creo que llegara ese día y no me parece que este muy lejos, aunque la lucha contra la vejez no es conservar la vida, sino mantenerla con una eficacia. Conseguir para la criatura humana un cierto vigor, no solo físico, sino también intelectual y emocional”
Exiliado en Paris, por pertenecer a la “tercera España cabal”, entre 1936 y 1943, en su discurso de ingreso en la Academia de Historia, dijo: “Acaso por ser médico. Por haber visto a miles y miles de españoles, en la profunda autenticidad del sufrir, tengo de la humanidad ibérica, una idea mucho más alta y entrañable, que la que nos enseña el artificio de la vida política y social. En este conocimiento, fundo mi inquebrantable optimismo en el porvenir de España.”
DON GREGORIO MARAÑON:”Por haber visto a miles y miles de españoles, en la profunda autenticidad del sufrir, tengo de la humanidad ibérica, una idea mucho más alta y entrañable, que la que nos enseña el artificio de la vida política y social”……
El día de su muerte, el 27 de marzo de 1960, el pueblo español, supo que había perdido parte de sí mismo, en este ejemplar humanista.
Buenos días, ya que el fue y sigue siendo un buen día para todos.
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Don Gregorio Marañón