El ‘Pueblo’, fortaleza emblemática de la ciudad, se alza sobre el Mediterráneo como testigo de siglos de historia y defensa. Este conjunto monumental, declarado Bien de Interés Cultural, combina arquitectura, arte y tradición en sus cuatro recintos fortificados. Un viaje único por el pasado de esta joya española en el norte de África.
Melilla la Vieja, conocida cariñosamente por los melillenses como el «Pueblo», se erige como una majestuosa fortaleza que narra siglos de historia y defensa en la costa norteafricana. Este conjunto monumental, declarado Bien de Interés Cultural, invita a los visitantes a recorrer sus cuatro recintos fortificados, separados por fosos y cortaduras, que ofrecen una visión única del legado arquitectónico y cultural de la ciudad.
Situada estratégicamente sobre un peñón que se adentra en el Mediterráneo, Melilla la Vieja ha sido testigo de innumerables episodios históricos desde el siglo XV.
La construcción de sus recintos defensivos se llevó a cabo entre los siglos XVI y XVIII, transformando la antigua ciudad en una fortaleza imponente. Cada recinto alberga elementos emblemáticos. En el primer recinto se encuentran estructuras defensivas como el Foso de Santiago y edificios de gran valor histórico, como la Iglesia de la Purísima Concepción, la más antigua de la ciudad. En ella se venera a la Patrona de la ciudad, Nuestra Señora de la Victoria. El segundo recinto, conocido como Plaza de Armas, fue el primer núcleo de población tras la llegada de Pedro de Estopiñán. Destacan los Baluartes de San José y San Pedro. El tercer recinto está rodeado por el Foso de los Cameros, alberga la Torre de la Alafia, la única torre medieval conservada en la ciudad. Por último, el cuarto recinto, construido en el siglo XVIII, incluye fuertes como el de Victoria Grande, que en 1862 albergaba el cañón «El Caminante», utilizado para delimitar el territorio de Melilla.
En el siglo XIX, se añadieron una serie de fuertes exteriores para dominar el territorio circundante, completando un sistema defensivo que abarca alrededor de unos tres kilómetros.
La puesta en valor de este conjunto comenzó en 1917, con diversas obras de restauración y acondicionamiento para su visita. En 1953, fue declarado Monumento Histórico-Artístico, y en 1986 se amplió su protección como Conjunto Histórico, incluyendo también el Ensanche Modernista y otras zonas de la ciudad.
Entre los espacios culturales destacados se encuentra el Centro de Interpretación de Melilla la Vieja, ubicado en el Torreón de las Cabras, que ofrece una visión detallada de la construcción y evolución de los recintos fortificados. La ciudadela también alberga el Museo Ibáñez de Melilla, situado en la histórica Torre de la Vela, que presenta un recorrido por el arte español moderno y contemporáneo, con especial atención al realismo decimonónico, la nueva figuración y el documentalismo fotográfico.
Además, los visitantes pueden explorar las Cuevas del Conventico, construidas en el siglo XVIII, que en momentos de peligro servían para proteger a la población y las imágenes religiosas, y para oficiar misa e incluso como horno de pan.
Melilla la Vieja es, sin duda, un destino imprescindible para quienes deseen conocer la historia y la cultura de esta ciudad española en el norte de África, ofreciendo una experiencia única que combina patrimonio, arte y tradición en un entorno incomparable.
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