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Del roscón, a los menas

Aunque las cifras en los últimos meses dejan clara una tendencia favorable de recuperación de empleo no se puede olvidar que en España a día de hoy buscan empleo un total 4.093.508 personas. Con los primeros sabores dulces mañaneros de aquellos que ayer adelantaban la degustación del tradicional roscón de reyes al desayuno comenzaba ayer la jornada en la que se conocieron los datos del paro correspondientes al último mes del año 2015. Unas cifras que, en esta ocasión, y de forma inusual coinciden con las nacionales, en sentido positivo. La responsable de empleo en la Delegación de Gobierno, Esther Azancot, anunciaba que el paro había descendido tanto en la ciudad como en la península. De hecho, eran 318 parados menos que en el mes anterior los que se han contabilizado en Melilla y 673 menos que hace un año con una reducción mensual del 2,58% que se eleva al 5,31% en la contabilidad interanual. No obstante, es elevadísima, la cifra de parados en la ciudad ya que son 12.012 los melillenses que buscan empleo y como en épocas anteriores con un predominio de las mujeres sobre los hombres. La peor parte se sitúa también en el colectivo de menores de 25 años y el sector más afectado continúa siendo el de servicios.

Además, Melilla disponía al término de la pasada anualidad de 21.936 afiliados a la Seguridad Social, un 4,07% más que en noviembre con 857 por encima del mes anterior y en términos interanuales la afiliación se ha incrementado un 7,09%.

Pero, frente a la cara dulce que ofrecía ayer la jornada desde el punto de vista gastronómico y laboral, llegaban noticias más agrias procedentes del malestar e incluso del peligro que está provocando en la ciudad un sector del colectivo de los menas, que es como se denomina a los menores extranjeros no acompañados. Los medios de comunicación daban ayer la noticia del último robo en un establecimiento de la calle López Moreno del que sustrajeron dinero y efectos por valor de 4.000 euros. Al parecer, los autores posiblemente eran menas, según se deduce de las cámaras de seguridad y de los vecinos de la zona. Un nuevo hecho que se une a una cadena de situaciones que comienzan a ser de un lado preocupantes y, de otro, nefastas a efectos de imagen y de cara a los visitantes. No es de recibo que una turista se tuviera que refugiar en un kiosco el pasado día 1 a las diez de la mañana en pleno centro de la ciudad por el asedio, los insultos soeces e incluso los tocamientos, de un grupo de menores. Una situación, por tanto, la que se está creando que, de no atajar de inmediato, podría alcanzar niveles de mayor trascendencia en un futuro a corto plazo.