El presidente de la Ciudad Autónoma, Eduardo de Castro, dijo ayer que si su partido, Ciudadanos (Cs), perdió un diputado en las elecciones de mayo y se quedó con uno solo en la Asamblea, perdiendo su grupo parlamentario, fue por culpa del PP y “una campaña increíblemente retorcida que hizo comprando voluntades y engañando a mucha gente”. Pero pese a ser el grupo minoritario de la Cámara y del Gobierno de Melilla, dejó claro que su designación como presidente es algo “totalmente legítimo”, ya que fue refrendado por tres asambleas de los tres partidos. Según dijo De Castro, en dichas asambleas “se preguntó a los afiliados, que son los que pagan”, si su voto clave, el que debía inclinar la balanza el 15 de junio, debía ser para apoyar a PP y Vox o a CPM y PSOE.
De esta manera, el líder naranja espetó a los populares que no les debe explicaciones y que éstas, en todo caso, se las da a los suyos, momento que quiso aprovechar para agradecer “la generosidad” de Gloria Rojas y Mustafa Aberchán para ofrecerle la Presidencia, algo que también puntualizó que no había pedido.
De Castro trató de zanjar de esta manera las críticas reiteradas que le dedica el PP por esta cuestión desde que arrancó la legislatura, y que ayer tampoco faltaron. Sus compañeros de Gobierno también le echaron una mano ahondando en esa “legitimidad”, hasta el punto de que el PSOE, de la mano de Francisco Vizcaíno, pidió al PP que pase página y deje sus ataques “cada vez más aberrantes”. “De Castro es un delegado del Pueblo como diputado y tiene perfecto derecho a formar parte del Gobierno. Y los partidos que lo apoyamos lo hicimos como presidente del Gobierno”, incidió el diputado.
De Castro reprochó al PP también su “guerra jurídica”, hasta el punto de llevarle al Tribunal Constitucional. Pero defendió que el Gobierno tripartito tiene “la conciencia tranquila” y está demostrando que “hay otra forma de gobernar, con criterio de diálogo, negociación y acuerdo”.
“Triunfalismo”
Lo que había antes del 15 de junio, dijo, era “una ciudad que el PP había amoldado a sus intereses como partido y de la que habían dejado fuera de ese molde todo aquello que no encajaba con su régimen, el de una clase dirigente acomodada en el triunfalismo y que hizo todo lo posible para que Melilla entrara en un letargo que empezaba a ser irreversible”. Lamentó que la Ciudad “aún está pagando las consecuencias de esa gestión sostenida en el tiempo”, pero defendió que su Gobierno está “muy activo” con actuaciones que fue enumerando en la mayor parte de su intervención.
Asimismo, avanzó que su Gobierno llevará a la Fiscalía Anticorrupción las facturas impagadas por el anterior Ejecutivo, siguiendo así las directrices del último dictamen del Consejo de Estado.
