Por Melilla ConBici
Desde Melilla ConBici queremos dar el pésame a los familiares y amigos de la última víctima de tráfico en nuestra ciudad. Lamentamos profundamente, como no podía ser de otra manera, la rotura de otro núcleo familiar como consecuencia de esta lacra social de la que es responsable (no tengo ninguna duda de ello), la falta de un espacio público de calidad donde personas y vehículos no confraternicen permanentemente. La ciudad actual está invadida por todo tipo de vehículos, la infancia y su desarrollo natural se ve interrumpido por una estructura viaria que expulsa toda vida útil, más allá de la omnipresente presencia del vehículo privado.
El diseño actual de la ciudad de Melilla imposibilita un uso útil desde un punto de vista social y humano. En el barrio donde aconteció esta terrible desgracia, resulta imposible ver algo tan sencillo como que las personas usen las aceras, la invasión de los espacios públicos por parte del vehículo privado es total, pasos de peatones inútiles (inutilizables), aceras colapsadas de coches, velocidades impropias de un entorno urbano y “despistes a gogó” convierten ese y otros barrios en un cronómetro en un estado de permanente de cuenta atrás, esperando de forma ansiosa a su próxima víctima mortal. Ayer fue una madre entregada, mañana quien sabe.
Hace algunos días tuvimos denunciamos la indolencia de los organismos públicos en materias de seguridad vial. Llevamos años constatando la peligrosidad de nuestras carreteras para esos grupos vulnerables que siguen engordando “las estadísticas”, sin que se haga lo necesario al respecto. Comisiones de tráfico inútiles, grupos de trabajo de paripé (del que formamos parte), aparatos de última tecnología, mapas de accidentabilidad en permanente dique seco o esos actos públicos que no llegan más allá que al titular buscado, petrifican una realidad que nos ahoga. La ausencia de una seguridad vial útil, junto con esa violencia vial permanente que sufrimos los ciclistas y peatones deberían de sonrojar a los responsables, sin embrago, no logra alterarles lo más mínimo.
Nada cambia si nada se hace, dice el refrán que “pretender lograr resultados distintos haciendo siempre lo mismo define la estupidez humana”, al parecer llevamos décadas siendo rematadamente estúpidos.
El tráfico ha convertido nuestra ciudad en una cloaca que no deja de crecer, la siniestralidad vial es solo uno de sus hijos bastardos, consecuencia directa de esta amorfa estructura viaria de la que nadie quiere ni hablar.
Cuando hace solo unos días el máximo responsable del área de seguridad ciudadana afirmo en prensa “No podemos hacer nada para evitarlos … el responsable del atropello es el que atropella, no el político ni el funcionario”, demostró no solo su falta de sensibilidad, sino lo que es más preocupante, su falta de formación. Si las personas que deben de solucionar los problemas echan balones fuera a la mínima de cambio, si eluden su responsabilidad ante acontecimientos tan graves, Melilla ConBici no puede hacer otra cosa que desde todos los medios de los que dispone denunciar la tomadura de pelo que supone, que este gobierno en pleno firmara “el Decálogo de Movilidad Sostenible” (diez medidas cuyo objetivos eran evitar las muertes en carretera), para tras dos años de gobierno NO HACER ABSOLUTAMENTE NADA.
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Crónica de una muerte anunciada
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Tienen razón. Pero ya de camino podían recomendar a los usuarios de bicicletas y patinetes que no deben de ir por las aceras ni espacios peatonales, de que hay que respetar los semáforos aunque vayamos haciendo ciclismo deportivo o que el carril bici también tiene pasos de peatones que hay que respetar.