Cortinas de humo para ocultar lo imperdonable.

La Semana. MH, 28/07/2025

Por: J.B.

 

Mentiroso pero hábil

 Las “maniobras de distracción” son, en el ámbito militar, aquellas que se llevan a cabo mediante el empleo de acciones de simulación, decepción, engaño, añagazas y todo tipo de artimañas y falsos movimientos de tropas de primera línea o de las reservas para tratar de dar al enemigo una imagen o información totalmente diferente de lo que, en realidad, se pretende llevar a cabo.

Son muy antiguas y han ido evolucionando con el tiempo. Suelen dar buenos resultados, pero, siempre que no sean demasiado burdas o fácilmente detectables porque entonces, generan el efecto contrario.

Estás maniobras también se han introducido y mejorado mucho en el mundo de los negocios, la política y hasta en las relaciones humanas o de los animales; sobre todo, siempre que estos pretenden salvar su pellejo de las garras o fauces de la amenaza que les espera al borde de su camino.

Es también (Sánchez) un ¿hábil? y experto político en el arte de las “maniobras de distracción”. O lo era hasta ahora…

Nuestro “pequeño dictador”, Sánchez, es un mentiroso compulsivo y un narcisista (no descubro nada nuevo que no sepan la mayoría de los españoles, con la excepción de algunos “sordo-mudos”, que no quieren ver ni escuchar -oír con atención- lo evidente, quizás porque no les interesa ver o escuchar algo malo de su “amado líder/benefactor”). Es también un ¿hábil? y experto político en el arte de las “maniobras de distracción”. O lo era hasta ahora…

Cree, ingenuo o desesperado él, que el monumental cirio (la corrupción en su casa, al lado, delante y detrás) que tiene en su partido, en su gobierno o con su familia, puede darlo por amortizado con unas “no explicaciones” con cara de pena y con sus correveidiles diciendo que este/o aquel señor no está ya en el partido. Cree, incauto él, que, con una guerra de currículums (en la que su partido, el PSOE, y él mismo- nadie olvida el plagio de su tesis- salen muy mal parados) y sacando mucha punta al caso Montoro (de otro gobierno del PP, que en poco afecta al PP actual) puede ganar una guerra perdida.

A Sánchez, que “sólo pretende salvar su pellejo de las garras o fauces de la amenaza que le espera al borde de su camino”, no le van a dar buenos resultados las “maniobras de distracción.

 

A Sánchez, que “sólo pretende salvar su pellejo de las garras o fauces de la amenaza que le espera al borde de su camino”, no le van a dar buenos resultados las “maniobras de distracción” porque son muy burdas y, tal y como digo en el párrafo segundo, van a generar el efecto contrario al que pretende.

Melilla: el patio del colegio de los funcionarios

Es triste, pero también es evidente que Melilla es una ciudad de funcionarios y no, como debería ser, de empresarios. Nuestra ciudad es el “patio del colegio” de los funcionarios.

Si no se fomenta, alaba, ayuda, promueve, exalta, etc. a los empresarios y el empleo privado, Melilla no tendrá futuro. Quien nada arriesga, nada teme perder y poco le importa el camino que toma la sociedad en la que vive (en este caso Melilla).

 

El único amor (con excepciones) a Melilla generado por sus mayores ingresos y la comodidad de una ciudad pequeña. ¡Su proliferación no puede ser la solución para Melilla!

Los funcionarios/empleados públicos (son necesarios, pero siempre que sea un número reducido y con una actitud y aptitud de servicio al ciudadano y a las empresas) no son un cáncer, pero son un problema y un freno para que Melilla se desarrolle. Si un día Melilla se hunde, ellos (con excepciones) no llorarán mucho: cogerán sus cosas y se irán de funcionarios a otro lugar de España.

Los funcionarios/empleados públicos están en su patio del colegio (Melilla) con ganas (como cualquier estudiante en el patio de su colegio) de irse a casa (en muchos casos fuera de Melilla), con ganas de salir cada fin de semana a consumir en otra ciudad española y con el único amor (con excepciones) a Melilla generado por sus mayores ingresos y la comodidad de una ciudad pequeña. ¡Su proliferación no puede ser la solución para Melilla!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Cortinas de humo para ocultar lo imperdonable.