Ayer noche y esta mañana y cada día me cabreo. Sí me he vuelto a cabrear una vez más viendo, escuchando o leyendo las últimas noticias sobre “fraudes, el dinero que se llevan los que mucho tienen fuera de España (precisamente, en un 90% aquellos que se autodefinen como muy patriotas), paraísos fiscales y blanqueos.
Sobre “blanqueos”, lo único que yo recuerdo en mis tiempos vividos en Melilla (años 50/60) era cuando mi padre o algún otro vecino aprovechaban un sábado o domingo para blanquear las fachadas de nuestras casas, que yo recuerde, ni existía la pintura plástica. Había que ir a aquella calera melillense y comprar la cal que antes de licuarse eran como pedruscos. Al añadirle agua en un cubo, estas se derretían y daban calor a esa cal licuada, pero, para pintar había que esperar a su enfriamiento (si no lo he descrito bien que me perdonen los más entendidos). Fijaros si seré torpe, que a pesar de lo mucho que en la actualidad se efectúa ese blanqueo ilícito de dinero, “a mí que me lo expliquen pues ni puñetera idea de en qué consiste exactamente y cómo se hace”. Aquí en Castellón eran famosos esos blanqueos en los sorteos de Navidad o El Niño que “siempre le tocaba algún premio gordo y mucha pasta a Don Carlos Fabra Corleone”.
Bueno aquí lo dejo que me entra “no se qué en el estómago” y luego no comeré. Hablemos de civismo, aunque lo anterior puede que sea también algo de lo más incívico y sucio en cualquier país.
Es ya una frase célebre: una ciudad limpia no es la que más se barre sino la que menos se ensucia. Aunque lo mejor es o sería aunar ambos conceptos, aunque también es cierto que sea lo que sea: una casa, un portal, un patio, un parque o una ciudad si se ensucia menos verdaderamente habrá que barrer menos.
En no pocas ocasiones leo tanto en la prensa de Castellón, como en Melilla Hoy muchas quejas y fotografías de vecinos quejándose de zonas muy sucias o pocos cuidadas por los responsables de hacerlo. El aspecto de una ciudad es, en definitiva, su tarjeta de presentación. Convertirse en una ciudad limpia, amigable, agradable a la vista y al olfato, acogedora de sus visitantes y vecinos; y esta es una responsabilidad colectiva, que debe ser liderada por cualquier ayuntamiento, cierto, pero que reclama la concienciación y la colaboración de todos. Por ejemplo:
1.- No tires desperdicios en la vía pública porque por ella circulamos o paseamos todos y no resulta agradable verlos ni pisarlos.
2.- Utiliza siempre las papeleras, así como contenedores de residuos orgánicos y los especiales (envases, cartón/papeles, vidrios, aceites y pilas, etc.).
3.- Recoge siempre los excrementos de tus mascotas, no recuerdo en qué ciudad, obligan a llevar una botella de agua para ir echando donde orinan. No arrojes chicles y esputos (coloquial y asquerosamente definidos… “escupitajos. Escupinajos, lapos y gargajos” decíamos en Melilla), entre otros, a la vía pública ya que representan un foco de contaminación microbiológica que puede acarrear enfermedades y atraen a insectos vectores como moscas y mosquitos.
4.- No arrojes al suelo desperdicios como cáscaras de pipas o de frutos secos, colillas, envoltorios, latas de cerveza o refrescos (tómatelos en un bar mejor y con tu tapita), etc., también en los bancos de descanso solemos dejar muchos de estos restos y no señalo solo a los niños y jóvenes, hay de todo. Por descontado tampoco en el puerto, parques, playas, Aguadú o en cualquier sitio común de todos.
5.- Recuerda que la limpieza de los solares existentes en el casco urbano, es responsabilidad de sus propietarios. Procura vallarlos y mantenerlos limpios así se evitan malos olores y cobijo de ratas y mosquitos dañinos.
6.- No laves tu vehículo en la vía pública, la suciedad que le quites se quedará depositada en la calle.
7.- Deposita tus bolsas de basura siempre en el interior de los contenedores habilitados en el horario que marque cada ayuntamiento (normalmente suele ser de las 20’00 a las 23’00 horas) y muy especialmente en verano.
Muchas ciudades disponen también de un Ecoparque, de recogida gratuita de enseres y mobiliario voluminoso, suele existir un número de teléfono al cuál debemos llamar para que nos indiquen día y hora aproximada de su recogida municipal.
Todos debemos hacer el máximo “esfuerzo” posible por cuidar y vigilar el mobiliario urbano en nuestros paseos y jardines, etc., es algo que pagamos entre todos, es nuestro y como tal lo debemos tratar. En este sentido, y en todos los puntos señalados, creo, que las diferentes asociaciones de vecinos deben trabajar y concienciar a los ciudadanos de su entorno en todos los temas cívicos de importancia. Debe ser objetivo mejorar las condiciones de vida de cada barrio, de cada vecino, de nuestra ciudad. Y por supuesto, cada ayuntamiento o gobierno autonómico no olvidar nunca todas estas cuestiones de vital importancia, facilitando siempre los medios precisos para ello.
Mañana volveremos a hablar de los corruptos, de quienes los protegen, los ignoran o incluso “les votan”. << Yo prefiero botarlos >> (con B). << Hay que hacer limpieza >> que esto es putrefacto y ya huele demasié. Hay que aplicar “agua fuerte y salfumán”, y aún así…
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Civismo y limpieza
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