Apenas dos meses después de la Semana Santa, las principales calles de la ciudad se volvieron a llenar de olor a incienso y flores por la procesión del Corpus Christi, en la que, un año más, participaron cientos de melillenses, muchos de ellos familias enteras que arropaban a los niños que este año han recibido su Primera Comunión. El paso procesional, que este año ha tenido como novedad el cambio de horario de la tarde a la mañana, tuvo como antesala una misa en la Iglesia del Sagrado Corazón, oficiada por el vicario episcopal de Melilla, Eduardo Resa, a la que asistió el presidente de la Ciudad Autónoma, Eduardo de Castro.
Después siguió una puntual procesión en la que los protagonistas fueron decenas de niños ataviados de forma impecable con sus trajes de Primera Comunión, que fueron llenando de colorido las calles con los pétalos que iban dejando al paso del Palio procesional. Les seguían sus familias, muy atentas a la ceremonia, en la que tomaron parte las sedes parroquiales, además de las hermandades y cofradías, que arroparon a las autoridades eclesiásticas y que también fueron parando en cada uno de los altares dispuestos en el recorrido procesional.
