China está presionando a Europa tras la extensión de aranceles a vehículos eléctricos, exigiendo a sus fabricantes frenar inversiones en países europeos proaranceles. Busca un acuerdo de precio mínimo para acceder al mercado europeo, intensificando las tensiones comerciales.
Las respuestas a los nuevos aranceles a los vehículos eléctricos chinos están siendo de todo tipo, y ahora el país asiático piensa ejercer otra forma de presión que afectará a algunos países europeos. Hasta ahora no se decía abiertamente, pero la estrategia está cambiando.
China se había cuidado de no tomar ninguna decisión anticipada, pero ya que Europa ha decidido extender los aranceles de forma definitiva durante cinco años, sin posible alternativa, de momento, el país asiático le ha pedido/exigido a sus fabricantes que dejen de lado las inversiones que tenían previstas en aquellos países de Europa que apoyen estas nuevas tasas de importación.
La intención de China es que la Unión Europea acepte retirar los aranceles a cambio de que los coches eléctricos chinos no se puedan vender por debajo de una tarifa establecida. Mientras que el país asiático quiere que este precio mínimo sea de 30.000 euros, Bruselas piensa más en un precio entre los 35.000 y los 40.000 euros, por lo que, de momento, no consiguen llegar a un acuerdo.
Como las negociaciones no están siendo satisfactorias, China va a utilizar como medida de presión el que sus fabricantes locales paralicen las inversiones que tengan en los países europeos que están a favor de los aranceles, que son de hasta el 35,3% extra para el más afectado, que es el Grupo SAIC (MG), y de un mínimo del 7,8% para los Tesla fabricados en territorio chino y que quieran cruzar nuestras fronteras.
Se sabe que Hungría y Alemania no están a favor de estas tasas de importación y de hecho habrían votado en contra su momento.
España tampoco quiere estos aranceles, porque al igual que los otros dos países mencionados, también tiene intereses comerciales con China, aunque el día de la votación se abstuvo de decidir.
China quiere presionar a Bruselas para llegar a un acuerdo. Sólo cinco países votaron en contra, y un total de doce se abstuvieron, por lo que el tema de la retirada de inversiones por parte de las marcas chinas podría desenmascarar a algunos de los territorios europeos que no han terminado de ponerse en ninguno de los dos ‘bandos’. Francia e Italia, por ejemplo, sí que están a favor de estos revisados derechos de importación.
Esta respuesta de China, se suma a los aranceles que el país asiático ha modificado y que han subido o subirán en los productos provenientes de Europa como el brandy, los lácteos, los propios coches (de alta cilindrada) o los derivados de la industria porcina.
Hay que esperar para ver cómo evoluciona el conflicto de intereses entre China y Europa. Fabricantes como BYD, Geely, Xpeng o MG ya tienen proyectadas fábricas en suelo europeo, pero esta orden de sus políticos podría paralizar alguna de estas decisiones
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