Categorías: Opinión

Carta de despedida y agradecimiento

Después de 14 años en Adimel, la Asociación de Diabéticos de Melilla, doce años como presidente, dejo el cargo. Y lo hago sin presión de nada ni nadie. Ni siquiera por los muchos años dedicado a esto ni por cansancio ni por pensar que la tarea ya esta acabada. Sé que todavía queda mucha lucha por delante hasta lograr alcanzar los mejores servicios y atenciones que este colectivo merece. El motivo de mi marcha es una cuestión personal. Mi familia y especialmente mi mujer necesita de todas mis atenciones y creo que ya es momento de que se las dé.

No quiero decir con ello que me reproche el tiempo que he dedicado a Adimel, pero llegado a este punto creo que ahora ella necesita más mi atención que las muchas personas que componen la asociación. No es un adiós definitivo porque sigo aquí, vinculado a esta tierra y a esta asociación. Sé que la asociación la dejo en buenas manos, las de Pilar Avellaneda Campos, la nueva presidenta que acaba de llegar. Ella sabe, como el resto, que pueden contar conmigo para lo que quieran. En estos 14 años se ha hecho mucho por los enfermos de diabetes. Quizá no todo lo que yo hubiera querido, pero sí mucho de lo que al principio soñábamos con alcanzar.

El mérito de estos logros no es sólo mío. Es también obra de la Junta Directiva que ha estado a mi lado, de todos los enfermos, de los políticos (unos más que otros), de los melillenses… También tienen buena parte de culpa los medios de comunicación. Sin ellos creo que nuestra lucha hubiera sido silenciosa y no hubiera llegado a dónde tenía que llegar.

Hoy, después de 14 años, quiero dar las gracias a todos; decir que ha sido un placer representar a los diabéticos y con la boca pequeña, porque tampoco se trata de colgarme ninguna medalla, reconocer que hoy por hoy estamos mejor.

Si durante el tiempo de mi manda alguno os habéis sentido molestos, mi más sinceras disculpas. Todos los que me conocéis sabéis que esa no es mi intención. No soy así y en ningún caso, las cosas que he hecho las realice con ese ánimo. Mi objetivo siempre ha sido atender y servir, de la mejor manera que sabía al colectivo al que representaba.

Todavía queda camino por recorrer y muchos objetivos por alcanzar, pero no puedo por menos que sentirme orgulloso de cuanto hemos hecho y también del trato que me han dispensado todos. Insisto, esto no es un adiós, es sólo un dejar paso a gente nueva, con más ímpetu y sobre todo con más tiempo para dedicarle a la asociación.

Adiós y gracias a todos por todo.

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