Carta abierta al excmo. sr. Ministro de Sanidad

Excmo sr. don Alfonso Alonso Aranegui:
Con el debido respeto que me produce su persona y cargo, y en virtud de la libertad de opinión que existe en nuestro país, le escribo esta misiva desde el más sincero estado de colaboración, desde mi reflexión particular, por si puede abrirle vías de entendimientos y consensos. Sé de antemano que no soy nadie para aconsejar en las difíciles tareas de un Ministerio como el suyo,ni de un Gobierno; pero me atrevo. a fuer de ser ignorado, a dar una humilde opinión -en calidad de profesional sanitario- sobre un tema tan importante como es la salud de las personas y que seguro que ud. conoce mejor que yo.

Después de este preámbulo protocolario, y sin pertenecer a ninguna formación política, voy a entrar en materia sin infectarme ni contaminarme. Eso espero.

Como habrá deducido le hablo de la HEPATITIS C. ¡Doloroso y angustioso tema!, porque todo aquello que puede conducir a una muerte evitable es dolodoso y angustioso tanto para los enfermos como para sus familiares. REPITO: DOLOROSO Y ANGUSTIOSO. Sé que ud. comprende lo expuesto hasta ahota, eso espero, y por eso le hago perder un tiempo precioso, si me lee, pero no se trata de perder sino de ganar EN VIDAS HUMANAS.

Hay siempre una excusa cuando algo cuesta o no es rentable. ¡¡LA CRISIS!!.

La crisis ni surgió en España, ni la creó España, nuestro país fue a rastras de esa crisis de los desalmados que anteponen el dinero a la vida, de esas vidas que no les afectan a ellos y me va a permitir que le diga, con el mayor respeto posible, que mucha culpa de eso la tienen los políticos, anteriores y actuales. No es de recibo haber reflotado Bancos y no reflotar Vidas. SI USTED ENTIENDE ESTA ÚLTIMA REFLEXIÓN, ESTAMOS HABLANDO EL MISMO LENGUAJE. Su tarea es difícil pero no imposible, usted es joven y como tal debe tener fuerza para luchar en un Ministerio tan importante como el suyo. Y si no tiene fuerza para esa lucha es o porque no le dejan o porque es un inepto y con cualquiera de los dos condicionantes yo me iría a mi casa con la cabeza bien alta.

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