Lo que se está viviendo esta semana en el aeropuerto de Melilla, con la constante cancelación de vuelos por causa del “tiempo”, es para escribir una novela de terror y sirve por sí solo para explicar por qué cada vez vienen menos turistas a Melilla. El “mal tiempo” son nubes y un poco de niebla, pero es suficiente para que, desde el miércoles, se hayan cancelado infinidad de vuelos y que ayer, antes de las 15 horas, sólo hubiese salido un vuelo desde Melilla (el que ya estaba aquí). Cientos de melillenses y no melillenses llevan sufriendo, con una actitud y paciencia de los viajeros, al nivel del santo Job, un calvario que en muchos casos dura ya tres días y que incluye torturas como: tener que estar horas esperando a ver si aterriza un vuelo que luego pueda salir; soportar un frío siberiano (el aire acondicionado convierte el aeropuerto en un iglú); ver como el gran panel del aeropuerto no funciona y tener que ver toda la información de entradas, salidas, retrasos y cancelaciones, en dos pequeñas pantallas al lado del bar; tener que “buscarte la vida” para enterarte de las cosas porque las pantallas no están coordinadas con los mensajes que se reciben en los móviles con las incidencias de cada vuelo; que los empleados del aeropuerto (que, lógicamente, están desbordados) sean pocos y con medios escasos (se avisa de las cosas a gritos y el micrófono parece estar de adorno); tener que recoger la maleta que ya habías facturado y volver a ponerte a la cola a ver si hay suerte y te puedes ir con otra combinación de vuelos o vuelos; que se ofrezcan alternativas de barco (en butaca) y avión, teniendo los pasajeros que pagarse el traslado hasta el nuevo aeropuerto de salida; etc.
Si hay que ampliar la pista o hacer otras cosas, que se haga rápido, pero las comunicaciones en Melilla deben estar garantizadas y no se pueden colapsar por cuatro nubes y un poco de niebla. Si venir a Melilla es caro y encima pasan estas cosas, nuestro futuro va a ir pasando de ser gris a ser negro.
Se escucharon cosas como: “Al final Aberchán va a tener razón en alguna cosa”, refiriéndose a la idea de éste de trasladar el aeropuerto. Ya tenía que estar angustiada la gente/los pasajeros para pensar que Aberchán les va a arreglar el problema…
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Caos en el aeropuerto
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Sr/Sra,
Entonces, cuál es el problema? Quién es el responsable? El artículo no da ninguna información objetiva sobre las posibles causas o personas a cargo. Por ejemplo la velocidad del viento o el índice de visibilidad. Es este un artículo de opinión? Gracias