La salud de los ciudadanos, la seguridad ciudadana y el empleo, son las tres condiciones que debe cubrir un gobierno para nos sintamos bien, a gusto y felices.Actualmente no se cumple ninguna. El sistema sanitario hace agua por muchos sitios. Se resuelven los grandes problemas de salud como los trasplantes, las intervenciones quirúrgicas, y todo lo que requiere un esfuerzo especial para sacar a una persona adelante. Sin embargo, hay muchas deficiencias. Desde mi punto de vista, hasta que no se despoliticen los hospitales, no volveremos a una calidad asistencial. La política en los hospitales ha traído una dinámica interior que ha llevado a la desmotivación del personal sanitario. Un hospital es un lugar donde se intenta sanar al que entra con los mejores medios asistenciales y humanos. No es otra cosa, por lo que debe manejarse desde el punto de vista de calidad e idoneidad de los profesionales, al margen de que sea de su ideología política, que no tiene nada que ver con lo que se cuece en un centro sanitario.
Debe crearse la carrera profesional de directores de hospitales, de tal manera que realicen un periodo de estudios y practicas antes de incorporarse al sillón de sus despachos. Esto mismo debe crearse para las personas que pretendan llegar a la política. No se puede ejercer un cargo político sin la exigencia de unos estudios y un curso de preparación y adecuación. Por el simple hecho de pertenecer a un partido político no se puede ni se debe acceder a cargos públicos.
Si no es así, tenemos lo que tenemos. Personas inadecuadas al cargo sin preparación, que toman decisiones sin base e inapropiadas que no construyen, sino todo lo contrario.
Los médicos de asistencia primaria dispones de cinco minutos por paciente. Esto es esperpéntico y absurdo que lo único que ocasiona es desmotivarlos y que los pacientes se cansen.
Con estas actuaciones se ha llegado a una sanidad expres, mercantilizada y desmotivada, existiendo una emigración desde la seguridad social a asistencia privada, y poco a poco van aumentando el número de camas privadas. Si los políticos continúan con estos criterios, no me extrañaría que se privatizara la sanidad.
Si a este problema, le unimos la falta de seguridad para ir por las calles de nuestras ciudades y la falta de empleo, que son factores que influyen en la estabilidad psíquica nos encontramos con un país empastillado de tranquilizantes e inductores del sueño. Así no se puede echar adelante a un país.
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Buenos políticos versus buena salud
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