¡Brindemos!

No solo de política debe vivir esta ciudad. Si los políticos viven de ella, es necesario y sobre todo urgente, reconocer públicamente la labor que viene haciendo tantos pequeños empresarios, comerciantes y profesionales de la hostelería, que suelen dar cada día lo mejor de ellos mismos, en mantener y vivificar la españolidad de esta tierra. En esta ocasión, me refiero a esos bares y restaurantes melillenses, que nos ayudan a seguir manteniendo nuestra tradición del “Chateo”, como una parte importante de nuestra identidad. Los españoles somos gente cordial y conversadora, que frente a una copa de vino y una buena amistad solemos hacer de la vida momentos de simpatía y gracejo. El vino forma parte de nuestra sangre y la amistad es un fiel reflejo de nuestra propia alma.

Solemos transfigurarnos ante una barra de un bar y ante ella, en muchas ocasiones, se han solido arreglar más cosas con simpatía y arrojo, que en esos plenos, enraizados, de ayuntamientos, donde solo impera al parecer, el egoismo y la discordia, de aquellos, que su “verdad” la suelen anteponer a “la verdad” contraria, con palabras altisonantes y malos modos. Debido a eso, creo profundamente, que hay más ángeles presentes entre los “barrilitos” de cualquier bar, que entre los escaños “disputados “de cualquier congreso.

Uno de estos bares en Melilla, es “CASA MARTA”. En el cual me gusta tomar una copa. No solo por su buen vino y su esmerada cocina, sino también porque Pepe – José para los amigos – el dueño, ha sabido respetar a sus clientes, prescindiendo de toda esa jactancia fotográfica, que algunos bares y restaurantes, mas en su ignorancia, que en su profesionalidad, cuelgan de sus paredes, sin tener en cuenta que es una falta de consideración a su clientela habitual. Proliferacion de fotografías de famosos y famosillos, que suelen aparecer por allí de uva a peras, y que el dueño, corriendo detrás de ellos, con una máquina preparada de antemano, se hace la foto junto a ellos, para después, con un gesto de triunfo, colgar de la pared, como dando a entender de las “buenas amistades” que tiene, aunque haya sido la primera vez que los haya visto. Dando lugar a que su clientela habitual, que sin ser famosa, les suele dar vida diariamente con su presencia y su dinero, se pregunte: ¿ fotos y cuadros para esta gente que vienen por aquí una vez en la vida y casi siempre invitados, y para nosotros que estamos aquí cada día y cada semana dejándole nuestro dinero – sólo un chupito – ?… Tal vez alguno, herido en su amor propio, haya dicho alguna vez: ¡ pues se puede ir este tío a la mierda con sus fotos !. ¡ que le den de comer sus cuadros…!. Pero eso, a lo mejor ha sido sólo un cliente; porque si hubiesen sido todos, estoy seguro, que los cuadros, por muy famosos que fueran, hacía tiempo que los habría quitado de la pared, poniendo en su lugar fotos de Melilla o bonitos bodegones.

Sin embargo, PEPE MARTA, es mucho más humilde y sobre todo MÁS RESPETUOSO con su clientela. En su bar, sólo aparecen dos carteles de toros, que no sólo sirven para darle españolidad, sino también, como recuerdo a su padre, el cual, fue el conocido torero melillense PEPE MARTA. La Legión, ese cuerpo tan unido a la historia de Melilla, también tiene lugar preferente en sus paredes, y dos fotos. Una, en una reunión de amigos y otra, con su hermano Miguel, el cual es otro gran profesional de la hostelería de esta ciudad. Su establecimiento, “ENTREVINOS “, da testimonio de ello, por su servicio, su calidad y su agradable compañía, que le ha servido para hacerse con una selecta clientela, sin más famosos que sus buenos vinos. Y una amplia y variada cocina.

Y ese brindis que tiene como slogan de su establecimiento, y que se viene haciendo famoso, como el brindis de todos los brindis:
“Levantemos nuestra copa
Agradeciendo al Destino
Que AUN podamos brindar
Por LO QUE SEA, en ENTREVINOS”

Porque ese brindis, no va dedicado a ninguna persona determinada. Sencillamente ese brindis, brinda por la vida. Y ella es de todos, y no sólo de los “famosos” que algunos pretenden destacar con una vanidosa estupidez.

Acceda a la versión completa del contenido