La Semana. MH, 15/09/2025
Por: J.B.
Un control excesivo de todas las cosas y/o situaciones por parte de una persona o institución supone, en la práctica, una merma de la libertad y es el preludio, si el control se dilata en el tiempo y el espacio, de una pérdida total de la misma y un rápido paso a una teocracia o dictadura.
Un control excesivo de todas las cosas y/o situaciones por parte de una persona o institución supone, en la práctica, una merma de la libertad
Una total falta de control (por parte de quien debe encargarse de ello) sobre cualquier aspecto/cuestión importante supone que se produzcan abusos y pérdidas económicas considerables. Algunos ejemplos: la falta total de control sobre las bajas fraudulentas, el mínimo control sobre la inmigración ilegal (más bien auspiciada que perseguida por nuestro gobierno comunista) o las ayudas a la inmigración o a los más necesitados, que, en el caso de las primeras, se dilatan sin justificación en el tiempo y, en el caso de las segundas, se dan a gente que no quiere trabajar (aunque podría) y pretende vivir toda la vida a costa de todos nosotros (los que pagamos impuestos y trabajamos).
Me dicen (y no tengo razones para pensar que es falso) personas cercanas a la gestión de las ayudas que reciben los inmigrantes (legales o ilegales), que estas se extienden, en muchos casos, durante años sin que existan un control y una fiscalización efectivos.
¿Control o no control?
El Estado debería ser un simple ente vigilante y corregidor de los posibles abusos del mercado. Cuanto menos intervenga y/o prohíba o controle, mejor le irá a nuestra sociedad. Entre control y no control, prefiero, claramente, lo segundo, pero….
Siempre hay un “pero” para todo. Nada es blanco o negro. Lo habitual es que exista una gran gama de grises…
El Estado debería ser un simple ente vigilante y corregidor de los posibles abusos del mercado.
Si se usa nuestro dinero (el que nos quitan con cada vez más impuestos y usan para temas tan “importantes” como la innecesaria y desenterradora de fantasmas del pasado Ley de Memoria Histórica, pagar embajadas de Cataluña en el extranjero, pagar al fugado Puigdemont, luchar contra el cambio climático, controlar a los jueces y a los medios de comunicación, dar pagas a políticos en prisión-Santos Cerdán, por ejemplo-, etc.) para pagar, por ejemplo, políticas de subsidio que fomentan la inmigración ilegal y la falta de ganas de trabajar (muchos prefieren cobrar uno de los múltiples subsidios antes que, pudiendo hacerlo, trabajar), debería haber un control exhaustivo sobre quién, por qué y por cuánto tiempo se dan las ayudas.
Si las bajas fraudulentas, muchas y de cada vez mayor duración, suponen un gran coste para las empresas (sector privado) y para el Estado (sector público), se debería exigir un control exhaustivo de estas…
“Pero”, el dichoso “pero” siempre aparece para poner pegas, el problema es que nuestro actual gobierno, presidido por un mentiroso compulsivo, no quiere controlar las cosas que debería, pero sí nos quiere controlar de forma excesiva, con la consecuencia que describo en el primer párrafo.
Las ayudas que reciben los inmigrantes (legales o ilegales) se extienden, en muchos casos, durante años sin que existan un control y una fiscalización efectivos
Se inventa el follón de la factura electrónica para controlar/exprimir hasta el último euro que cobren empresas y autónomos, pretende controlar qué es bueno y qué es malo para nosotros (los toros: malos; el tabaco en algunos sitios: malo; la prostitución (aunque sea hecha por decisión propia de la/el ejerciente), que usan las huestes del gobierno con asiduidad: mala; Los medios de comunicación no afines: malos; Los altos impuestos: buenos; El control de la fiscalía y los jueces: bueno; El trabajo con productividad: malo; El trabajo improductivo: bueno; El esfuerzo: malo; Las subvenciones (dan votos): buenas; Las subidas de cotizaciones: buenas (las pagan las empresas, o todos nosotros, si hablamos del sector público); Las persecuciones de Hacienda: buenas; Las atrocidades de Hamas: buenas; La corrupción de los demás: mala; La corrupción propia: buena (o sin importancia); etc.).
¡Que el control que pretende/intenta Sánchez y sus esbirros no se dilate en el tiempo y pueda ser botado (echado a patadas o sin ellas) el presidente más mentiroso de la historia de España antes de que nuestra libertad quede cercenada para siempre!
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