Categorías: Sanidad

Aumentan las agresiones impunes en la sanidad melillense

Las agresiones en la sanidad melillense están aumentado de forma impune en estas últimas fechas, como refleja el Sindicato Médico de Melilla, que ha dicho al INGESA "no debe esperar que haya un muerto, para hacer algo". Así ha emitido un duro comunicado que ofrecemos en su literalidad, dada la contundencia del mismo. Probablemente, antes de que muchos melillenses hayan leído este comunicado, ya habrán salido diferentes responsables de INGESA en Melilla, expresando su consternación por las agresiones (cuatro en menos de una semana) a personal sanitario en nuestra ciudad; probablemente hayan realizado declaraciones pomposas y solemnes, tal vez con un lazo de colores en la solapa, manifestando las perogrulladas (el cuerpo nos pide emplear otra palabra, pero por respeto a los lectores, no lo haremos) de siempre, cada vez que ocurren hechos tan lamentables como éstos. Pero, está clarísimo para que sirven todas esas simplezas: PARA NADA.

Ya en el año 2012, se advirtió muy seriamente (afortunadamente queda constancia en las hemerotecas) a INGESA de que la escalada de agresiones a sanitarios en Melilla era imparable si no se tomaban medidas contundentes, medidas que se detallaron, tanto en INGESA, como en los medios de comunicación (de lo que queda también constancia fehaciente).

La problemática ya era clara en el año 2012: existe un porcentaje creciente de usuarios de la sanidad melillense que tienen comportamientos agresivos y que utilizan esta conducta, bien para conseguir aquello que no les corresponde, bien por norma, ante la impunidad reinante. La situación en 2016 es la misma, sólo que corregida y aumentada, ya que Melilla es el territorio nacional donde más crecen las agresiones y las conductas antisociales.

Las medidas que se le exigieron a INGESA en 2012 fueron claras y fácilmente realizables: creación de circuitos diferenciados de usuarios y personal, control de acceso en todos los centros sanitario, evitar la masificación en consultas, urgencias y hospitalización, vigilancia por parte de los cuerpos de seguridad del Estado del Hospital Comarcal y de los Centros de Salud, denuncia de facto por parte de INGESA de cualquier agresión verbal o física, evitando que tenga que ser el agredido el que lo haga (para impedir que, bien por miedo, bien por hastío, las denuncias no se interpongan o, lo que es más grave: se retiren) y, por último, aprovechando que INGESA depende directamente del Ministerio, la implementación de copagos disuasorios para los agresores (como se hace en el resto de países occidentales),independientemente de las medidas judiciales.

Posible huelga indefinida
De todo lo anterior, claro, eficaz y factible, apenas se ha hecho nada; en su momento nos tacharon de alarmistas y de afán de protagonismo. El tiempo, desgraciadamente, como siempre, nos vuelve a dar la razón y les avisamos que no será la última.

No se puede tolerar que el personal público acuda con miedo a su lugar de trabajo, que trabaje con pánico y que, por presión, pueda realizar actos contrarios a los adecuados criterios deontológicos, éticos o de gestión pública. No se puede tolerar que en este país, antes llamado España, donde se han conseguido(gracias a los sacrificios de generaciones de españoles, incluidos nuestros padres y nuestros abuelos) una sanidad, una educación y unos servicios públicos gratuitos, universales y de calidad, haya indeseables que pongan en riesgo la integridad física de los trabajadores públicos, dando al traste con el esfuerzo degeneraciones, muchas de las cuales fallecieron sin poder ver los resultados de su generosidad; tampoco se puede tolerar que haya gestores públicos que tal vez por incompetencia, tal vez por desidia, tal vez por inercia, sean incapaces de tomar medidas efectivas, que es para lo se les paga.

Por último, vamos a dar traslado de estas medidas, por un lado al Ministerio del Interior, por otro al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Además hemos solicitado una reunión urgente con ambos, ministro y ministra, así como con la Dirección General de INGESA en Madrid. Es el último cartucho, antes de que esto sea irremediable.

Como siempre este sindicato va a prestar la máxima colaboración con la Administración Pública, pero ésta debe responder de forma rápida e implementar las medidas que se le proponen, aunque estamos abiertos al diálogo y al consenso. En el caso de que se siga haciendo oídos sordos a nuestras demandas, no sólo por sentido de la responsabilidad, sino por patriotismo, no tendremos otra opción que la de convocar una huelga indefinida, medida solicitada por numerosos compañeros, única de las medidas a nuestro alcance que siempre nos hemos resistido a utilizar.

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