Carta del Editor. MH, 21/5/2025
Enrique Bohórquez López-Dóriga
Sofía Acedo, diputada melillense, ha sido designada -por Feijóo- vicepresidenta del Comité Organizador del Congreso Nacional del PP. El partido, en Melilla, ha destacado la elección de la diputada melillense como “muestra de respeto a las ciudades autónomas y de renovación interna”.
El ascenso nacional de Sofía Acedo -una persona también en ascenso en la consideración del todopoderoso líder local del PP, Juanjo Imbroda- es realmente muy importante para nuestra ciudad
El ascenso nacional de Sofía -una persona también en ascenso en la consideración del todopoderoso líder local del PP, Juanjo Imbroda- es realmente muy importante para nuestra ciudad, que necesita mucho respeto y mucha más atención, nacional e internacional. Sofía Acedo tiene ya mucha experiencia parlamentaria, en el Senado, antes, en el Congreso de los Diputados, ahora, y está allí muy bien considerada. Que pueda contribuir a la -más que necesaria- renovación interna del PP, es más que deseable, pero ya veremos. Las renovaciones se tienen que hacer desde abajo, hasta arriba.“Mensaje integrador”, titulaba el sábado el diario El Mundo, que destacaba que Sofía Acedo, nacida en 1985, “es graduada en Derecho y licenciada en Sociología y Ciencias Políticas. Según el PP, tiene experiencia parlamentaria representando a la España no peninsular, así como una dilatada trayectoria orgánica, ya que fue secretaria del área de Inmigración, de Comunicación Interna y de Afiliación y Participación del partido. El PP considera que su designación es un mensaje de integración y respeto a las ciudades autónomas y una muestra de confianza hacia nuevos perfiles del partido con acreditada solidez ideológica, discursiva y organizativa. Esto casa con la vocación de Feijóo de hacer de éste un cónclave de «unidad», según reconocieron fuentes del PP”. La posición de Juanjo Imbroda es, hoy, muy “potente” -diría él, muy sólida, diría yo-dentro del PP nacional.
El PP de Melilla también necesita mucha renovación. Las circunstancias en las que obtuvo mayoría absoluta en la últimas elecciones locales fueron -vamos a definirlo así, siendo benignos en la calificación- muy, muy particulares (lo del voto por correo) y no se repetirán dentro de dos años. Es cierto que Coalición por Melilla, un partido inmensamente “musulmán”, está ahora en una situación de letargo moribundo, aunque algo se está moviendo internamente, y la sombra de Aberchán sigue ahí, con adversarios declarados, por primera vez. Simultáneamente, el número de “musulmanes” melillenses sigue aumentando, lo mismo que su porcentaje electoral.
Hay una pregunta que muchos melillenses -especialmente muchos musulmanes- me hacen una y otra vez: ¿por qué no te hacen caso, cuando pides el cambio profundo que Melilla necesita?
Lo que ocurrió durante la celebración del 40º aniversario del nacimiento de nuestro periódico, y lo que sigue ocurriendo, deja claro la importancia y el cariño que MELILLA HOY tiene y recibe en nuestra ciudad, en la inmensa mayoría de los melillenses. Hay una pregunta que muchos melillenses -especialmente muchos musulmanes- me hacen una y otra vez: ¿por qué no te hacen caso, cuando pides el cambio profundo que Melilla necesita? Sí, es cierto que a veces tengo la sensación de que predico en el desierto político, desde hace 40 años. Pero el asombroso hecho de la supervivencia del periódico desde hace tantos años y la constatación de lo que MELILLA HOY es en Melilla, me anima a no desistir en el empeño de que se produzca ese cambio profundo -económico, para empezar- que Melilla necesita, no solo para que los melillenses podamos vivir mejor, más creativos, más libres, sino para que nuestra ciudad, nuestra sociedad, pueda sobrevivir. Melilla está en peligro de extinción. El cambio profundo tiene que empezar ya, de arriba a abajo o viceversa, pero ya.
Ha dimitido, y se ha ido de Melilla, Ignacio Ruiz Rodríguez. Lo conocí, hace algunas semanas, como guía ilustre de unos visitantes de Melilla distinguidos. Después acudí, invitado, a una conferencia suya -absolutamente extraordinaria- en la Asociación Los Cabales, un resumen de su libro, “Desmontando la leyenda negra antiespañola”, que acabo de comprar en la magnífica “Librería” melillense. Le llamo para felicitarle y quedar y me dice -sábado pasado- que ha dimitido de su puesto melillense en Cultura y que vuelve a sus tareas docentes madrileñas.
El caso de Ignacio Ruiz no es un caso aislado, es la constatación de la desafortunada norma del poder melillense de aburrir a los creativos, a los que tienen la horrible manía de pensar y la no menos espantosa pretensión de crear algo nuevo
Son cosas que acostumbran suceder: a una persona de valía le ofrecen un puesto en un lugar —pongamos que Melilla- con inmensas posibilidades de desarrollo. Le gusta -pongamos que esa persona es Ignacio- y acepta el reto, tras hablar con “el presidente”, que le anima. Pasa el tiempo…y no pasa nada, con respecto a Ignacio Ruiz. Decide irse. Adiós a otra oportunidad melillense de mejorar, como tantas que yo he tenido la oportunidad de crear… y ver cómo aburrían a inversores creativos.
Un caso aislado no marca carácter, es cierto. Pero lo desgraciado, para Melilla, es que el caso de Ignacio Ruiz no es un caso aislado, sino todo lo contrario, es la constatación de la desafortunada norma del poder melillense, la mala costumbre de aburrir a los creativos, a los que tienen la horrible manía de pensar y la no menos espantosa pretensión de crear algo nuevo.
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ASCENSOS LOCALES y FUGA DE CEREBROS
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