Las recientes inundaciones en Valencia y Andalucía, causadas por lluvias torrenciales, evidencian la vulnerabilidad de España ante el clima extremo. A pesar de propuestas para mejorar la resiliencia, la falta de preparación y coordinación persiste en muchas regiones.
La última semana de lluvias, ininterrumpidas en la mayoría de las regiones de España, vuelve a dejar un reguero de incidencias que demuestran que España, sobre todo en la zona Sur y en la zona de Levante, no está preparada para luchar contra los cada vez más frecuentes temporales.
Introducción y Contexto
El 29 de octubre de 2024, España enfrentó una de las peores catástrofes naturales de su historia moderna, con inundaciones devastadoras en la región de Valencia, especialmente en Levante, y afectando también a Andalucía. Estas inundaciones, causadas por lluvias torrenciales equivalentes a un año de precipitación en solo ocho horas, cobraron más de 232 vidas, dejaron tres personas desaparecidas y causaron daños extensos a infraestructura, hogares y tierras agrícolas. Este evento no solo puso de manifiesto la vulnerabilidad de España ante el clima extremo, sino que también destacó las deficiencias en la preparación y respuesta, particularmente en regiones como Levante y Andalucía, conocidas por su historial de inundaciones.
Detalles de la Catástrofe
Las inundaciones comenzaron cuando un sistema de baja presión aislado descargó cantidades récord de lluvia sobre el este de España. En Valencia, el impacto fue catastrófico, con el pueblo de Paiporta reportando 62 muertes y otras áreas como Horta Sud y Camp de Túria también severamente afectadas. Las imágenes satelitales mostraron más de 15.633 hectáreas inundadas y aproximadamente 190.000 personas potencialmente afectadas. Denis Hlavaty, un residente, relató: «Es un río que vino a través de todo».
En Andalucía, aunque el impacto fue menos letal, se reportaron deslizamientos de tierra, daños a edificios, carreteras y puentes, y rescates en provincias como Málaga y Almería. Las alertas rojas se emitieron posteriormente, pero el daño ya estaba hecho, con al menos una muerte confirmada.
Contexto Histórico y Preparación
Valencia tenía ya un historial de inundaciones, como la ocurrida en de 1957, en la que murieron 81 personas. El gobierno de Franco sí que hizo algo y se acometió la llamada «Solución Sur», un nuevo cauce para el río Turia completado entre 1964 y 1973. Sin embargo, esta medida solo protegió el centro de la ciudad, dejando vulnerables a los pueblos del sur, como se vio en 2024.
La preparación general de España parece haber sido insuficiente, con críticas a la falta de defensas contra inundaciones y respuestas tardías. La Unidad Valenciana de Emergencias, creada tras las inundaciones de 2019 en Vega Baja del Segura (6 muertes), fue disuelta en 2023 por el gobierno de Carlos Mazón, considerándola un «gasto superfluo”.
Soluciones Propuestas y Acciones Futuras
En respuesta, el gobierno español está buscando reasignar más de 1.000 millones de euros de fondos de recuperación post-pandemia de la UE para mejorar la resiliencia climática en Valencia, enfocándose en defensas contra inundaciones y sistemas de gestión del agua. Manuel Manjon Vilda, jefe del negocio de agua de Acciona, señaló: «No ha habido dinero ni voluntad política para un plan de inversión de 15 a 30 mil millones de euros», pero espera que se convierta en una prioridad.
En Andalucía, el gobierno regional lanzó un plan de 400 millones de euros en noviembre de 2024 para duplicar la capacidad de reciclaje de agua para 2027, parte de esfuerzos más amplios para gestionar los recursos hídricos, que podrían incluir medidas de control de inundaciones. Expertos como Aretxabala y la GNDR enfatizan la necesidad de mejores sistemas de alerta temprana, planificación urbana para evitar construir en zonas de riesgo y mayor coordinación entre administraciones nacionales, regionales y locales.
Conclusión
Se puede constatar, cada día, que algunas partes de España no están preparadas para soportar los temporales (cada vez más frecuentes) que azotan nuestro país. Mientras se toman medidas como la reasignación de fondos y planes de gestión del agua, las ciudades y pueblos de muchas zonas de España están predestinadas a una catástrofe tras otra. Deben ponerse de acuerdo las diferentes administraciones (locales y nacionales) para limpiar y ensanchar cauces, para aumentar la capacidad de las redes de alcantarillado a la hora de recibir caudales mayores, etc. Se debe empezar a preparar las ciudades y pueblos del sur y este de la península para que no se colapsen cada vez que el agua llegue.
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