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España 2023. Un futuro muy negro

Sánchez presentó el pasado jueves 20 de mayo su proyecto estratégico “España 2050” con el que, dice, pretende abrir una reflexión colectiva y plural sobre los retos de futuro del país tras la pandemia. Aseguró (Sánchez) que se trata de un documento «abierto» que se someterá a un «debate nacional» en el que ha invitado a participar a todos los españoles, también a los partidos políticos, las comunidades autónomas y los municipios, de cara a decidir «el país que queremos dentro de 30 años». El documento presentado marca 50 objetivos, y según nuestro actual presiente del Gobierno (esperemos que no por mucho tiempo y mucho menos dentro de 30 años), no está «cerrado, es un documento vivo» y es una «primera propuesta» que servirá de base para «un gran diálogo nacional» que se celebrará en los próximos meses.

Se puede engañar a alguno/ algunos una vez e incluso engañar a muchos alguna vez, pero engañar a todo el mundo muchas veces es un poco más difícil (por no decir imposible). Pero nuestro presidente lo intenta una y otra vez… Pedro “Pinocho” Sánchez debe pensar que los españoles somos tontos y, como es incapaz de solucionar los actuales problemas, se lanza a enseñarnos lo que debe ser el futuro dentro de 30 años (donde esperemos ya no esté, por el bien de España, en política) y sus soluciones mágicas. De su plan, siendo generoso, se puede decir que es papel mojado o un brindis al sol y que lo que le gustaría es que los españoles seamos unos mantenidos por un Estado recaudatorio. Algunas reflexiones sobre su plan:1) Dice que la tasa de desempleo pasará del 18% (año 2019, que será mucho mayor al final del 2021) al 12% en 2030, al 10% en 2040 y a un 7% en 2050; cuando la media europea actual es del 8%. No sabemos (no viene nada en el plan) qué va a hacer para conseguirlo, pero parece imposible, si tuviese el control del Gobierno durante tantos años, que lo pueda hacer dados sus resultados en los 3 años que lleva de presidente. Sorprende que no diga nada de los próximos dos años (en los que todavía será presidente)…; 2) Pretende que se aumente la recaudación fiscal al 43% en 2050 (8 puntos más que ahora) y lo quiere hacer con medidas que no incentivarán el consumo, la inversión y el empleo: subidas en el impuesto de patrimonio, sucesiones y donaciones; elevación de los impuestos sobre las bebidas alcohólicas, el tabaco, el diesel y la gasolina; gravar el uso del avión y el coche, etc… Todas las medidas/subidas de impuestos se toman para, dice, equiparnos con la Unión Europea… Ja,ja… ¿También en el Impuesto de Patrimonio que no existe en casi ningún país de Europa?

Pero la tomadura de pelo más habitual de Sánchez se vuelve a repetir en esta ocasión: vuelve a hablar de “diálogo nacional”, “debate nacional” al que invita a todos los españoles, a todos los partidos políticos, a las comunidades autónomas y a los municipios… Si pudiera, invitaría también a Moisés, Jesucristo, Satanás, etc… Él no quiere que participe nadie (salvo, por obligación, los socios que tanto necesita para mantenerse en el sillón: Podemos y los nacionalistas) y no piensa “dialogar” con organismo o persona alguna que no sean sus pelotas/acólitos. Es como el que invita a su suegra (con la que se lleva fatal) a su casa a comer poniendo todas las pegas para que no vaya…Su objetivo (el de Sánchez) es quedar como el adalid del diálogo, pero hacer lo que le dé la gana.

España 2023

En contraposición con el bucólico “plan” de “Pinocho” Sánchez, está la cruda realidad y, como en el comienzo de algunas películas sobre el futuro, la realidad en la España de 2023 podría ser la siguiente: España 2023. Hace unos meses que Pedro Sánchez ha perdido, de forma abrumadora, las elecciones generales de 2023. El PSOE ha quedado relegado a cuarta fuerza política por debajo de Más Madrid y Podemos ha desaparecido. La tasa de desempleo se ha disparado hasta el 22%, se han destruido más de 100.000 empresas respecto al año 2018 (cuando entro Sánchez). Los autónomos están en huelga desde hace un año porque no pueden pagar las nuevas cuotas que implementó nuestro gobierno. El mercado de la construcción se ha desplomado como consecuencia de las medidas del gobierno social­comunista. Ya nadie compra casas porque no quieren que sus hijos tengan que quedarse sin patrimonio para recibirlas. El mercado negro de alquiler de viviendas está en auge y el mercado legal no ofrece viviendas porque les han obligado a poner unos precios que no les compensan. Muchos ciudadanos no pueden ir a trabajar porque los medios públicos de transporte están colapsados por tener que absorber a los que usaban el coche, que ahora no pueden circular con los coches diesel y gasolina (varios millones en de España). Cataluña y el País Vasco se han separado de España y han puesto fronteras con España. Los centros de acogida de inmigrantes están colapsados en lo que queda de España (los catalanes y vascos no dejan entrar a ninguno) y la delincuencia sube en todas las comunidades. Los jueces están en huelga de hambre desde hace meses porque no se respetan sus sentencias y hay listas negras de los no afines. El sector turístico, dadas las pocas ayudas recibidas, ha quedado reducido a la mitad….

En nuestras manos está que esto no pase.

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