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Elecciones en Marruecos con múltiples apuestas para los partidos políticos

Reyes de España y Marruecos

A menos de un mes de las elecciones legislativas de 2021, la recomposición del paisaje partidista sigue en marcha

«En estos momentos, la cuenta atrás para estas elecciones está en marcha y sus preparativos ya han comenzado. Y lógicamente, el microcosmos político marroquí ha entrado en el periodo preelectoral y los partidos deberían haber empezado ya a hablar de sus programas electorales. En este sentido, algunas formaciones ya han empezado a trabajar, otras todavía no tienen ofertas y propuestas políticas que deban estar en marcha durante estas elecciones», subraya el politólogo M’hammed Belarbi en una declaración a la MAP sobre las próximas elecciones legislativas en el reino alauita el próximo 8 de septiembre.

El periodo electoral para la renovación de los miembros de las dos cámaras del parlamento, los consejos comunales, provinciales y regionales y las cámaras profesionales es una oportunidad para que los actores partidistas promuevan la participación política y restauren la confianza de los ciudadanos en los partidos políticos para evitar una crisis de desafección general.

Más allá de los aspectos técnicos (inscripción en las listas, método de votación, cociente electoral, división) y de la naturaleza particular de las próximas elecciones, se plantean algunas cuestiones fundamentales. Por lo tanto, es posible preguntarse sobre lo que está en juego en estas elecciones para los principales partidos políticos.

«Además de las preocupaciones económica y social, que probablemente se agudicen en estos tiempos de pandemia, los partidos políticos se enfrentan a una crisis general de desconfianza.

Por ello, en este contexto, marcado por el declive de su fuerza y de su papel de liderazgo en la sociedad, deben ser conscientes de que tienen la responsabilidad histórica de devolver a los ciudadanos la confianza en la política y ocupar así los espacios que les han sido constitucionalmente concedidos en materia de liderazgo y mediación», analiza Belarbi.

¿Cambiará la dinámica?

Si las últimas elecciones otorgaron al Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) y al Partido de la Autenticidad y la Modernidad (PAM) la condición de formaciones punteras en el panorama político, el desgaste del poder gubernamental de uno y las tensiones internas del otro han propiciado la aparición de otros actores políticos que muestran ambiciones de primer orden y proponen a sus líderes como futuros dirigentes de la próxima coalición gubernamental.

Como es habitual, los votantes están llamados a elegir a los miembros de su parlamento. El partido del jefe de gobierno, Saad Dine El Otmani, mantiene la mayoría desde 2011. Por primera vez, los analistas se plantean la posibilidad de cambiar los grandes equilibrios partidistas.

Para entender la cuestión, es necesario un pequeño recordatorio. Hace cinco años, el PJD obtuvo el 27,88% de los votos (125 escaños), frente a algo menos del 21% del Partido de la Autenticidad y la Modernidad (PAM) (102 escaños), el 10,68% del Partido Istiqlal (PI) (46 escaños) y el 9,37% de la Agrupación Nacional de Independientes (37 escaños), lo que le permitió presidir la coalición de gobierno.

Al hacerse con la presidencia del gobierno por segunda vez consecutiva, el PJD ha creado un precedente político cuyos efectos aún se dejan sentir: por un lado, el PAM estaba casi perdido en el desierto de la oposición y trata de recuperarse sin sus antiguos líderes; por otro, el PI sigue dividido entre el apoyo crítico y la oposición al gobierno.

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Miguel Rivas

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