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DIPUTADO POR MELILLA: El vínculo transatlántico

Por Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu

Vivimos fechas de creciente tensión en el este europeo, con un incierto desenlace de las actuaciones de Rusia en las inmediaciones de la frontera de Ucrania, so pretexto por parte de Rusia de acercamiento por parte de este país a las alianzas occidentales, singularmente a la OTAN. La pugna diplomática continúa al objeto de desactivar esta crisis y acometer el desencuentro mediante procedimientos de diálogo

Vivimos fechas de creciente tensión en el este europeo, con un incierto desenlace de las actuaciones de Rusia en las inmediaciones de la frontera de Ucrania, so pretexto por parte de Rusia de acercamiento por parte de este país a las alianzas occidentales, singularmente a la OTAN. La pugna diplomática continúa al objeto de desactivar esta crisis y acometer el desencuentro mediante procedimientos de diálogo.

Mientras esto se produce, nuestro gobierno ha dado un paso al frente haciendo un gesto de respaldo a las posiciones de la OTAN en esta crisis, inmediatamente después de la visita de nuestro Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares a Washington, donde se ha entrevistado con su homólogo en la Administración estadounidense, el Secretario de Estado Antony Blinken. Con él ha tratado tanto este asunto como el asunto del Sáhara Occidental.

Todo ello se enmarca en el proceso de revisión del Concepto Estratégico de la OTAN y de la Política de Seguridad y Defensa en Europa.

Tras los eventos experimentados el verano de 2021 durante la ejecución de la operación de evacuación de Afganistán, a través del aeropuerto de Kabul, de los nacionales y locales afganos allegados de los países de la OTAN y de la Unión Europea, se puso de manifiesto, una vez más, la notable incapacidad de los países miembros de la Unión Europea para acometer actuaciones operativas de carácter militar en defensa de sus intereses nacionales y colectivos sin contar con la colaboración de las Fuerzas Armadas estadounidenses.

La orientación preferente de los Estados Unidos de Norteamérica hacia el escenario del Indo-Pacífico, como consecuencia del papel crecientemente hegemónico de China en dicho escenario, así como los recientes y crecientes focos de tensión en el este de Europa, en las fronteras de Letonia, Polonia y Ucrania, bajo presión de Rusia, ponen de manifiesto la imperiosa necesidad de que la Unión Europea asuma de manera convencida y pragmática la necesidad de acometer de forma decidida una revisión de sus capacidades defensivas.

El concepto de autonomía estratégica, recientemente inevitable en todos los foros en los que se trata el asunto de la Defensa en el ámbito europeo, es interpretado por algunos analistas como la posibilidad de emanciparse del vínculo transatlántico y distanciarse del aliado estadounidense, identificando, en ocasiones, autonomía con independencia o soberanía. Este vínculo transatlántico es mayoritariamente compartido por los países de la Unión Europea en el marco de la OTAN.

En mi opinión, la autonomía estratégica debería representar, por el contrario, un incremento de la responsabilidad de las naciones de la Unión Europea en la defensa compartida, que no se orienta a la desvinculación transatlántica, sino que, muy por el contrario, la refuerza.

España siempre se ha posicionado en el impulso del protagonismo de la Unión Europea en el ámbito internacional y de su búsqueda y creación de una identidad propia consistente y eficaz a nivel global. También se ha posicionado significativamente en la defensa de la existencia de la OTAN como organización política de carácter defensivo en la que se defienden colectivamente los principios de democracia, estado de derecho y derechos humanos.

Durante el año que comienza, en el que Francia ejercerá la Presidencia rotativa del Consejo Europeo, se pone sobre la mesa el análisis y debate del alcance de esta autonomía estratégica, aún no divulgada, pero de la que, como digo, no deja de hablarse en los foros de Defensa.

También es conocido, porque así se ha anunciado que, durante el primer semestre, la Presidenta de la Comisión Europea tiene previsto convocar una cumbre europea sobre seguridad y la OTAN tiene programada su cumbre anual para el mes de junio en Madrid. Esta cumbre anual 2022, la Cumbre de Madrid, será el escenario para el debate y ratificación de un Nuevo Concepto Estratégico de la OTAN, al que no serán ajenos ninguno de los aspectos citados. Ni China, ni Rusia, ni la autonomía estratégica de la Unión Europea.

También se encuentra programada para este año 2022, en el segundo semestre, una reunión plenaria de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, que tendrá lugar, igualmente, en Madrid. Ambas reuniones se celebrarán en nuestra capital como consecuencia del 40 Aniversario de la incorporación de nuestra nación a la Alianza Atlántica.

Ante estas circunstancias y habida cuenta de las especiales perspectivas con las que nuestra nación percibe estas revisiones, se considera necesario que por parte española se afronten los trabajos con una aproximación lo más consolidada posible entre las diferentes formaciones políticas mayoritarias y en defensa de los intereses y las perspectivas genuinas de nuestra nación.

Se considera importante poner de relieve en los trabajos sobre la deseada autonomía estratégica de la Unión Europea, la necesidad de que ésta sea contemplada, no como un avance hacia la independencia o el aislamiento europeos del vínculo transatlántico, sino, antes al contrario, como un reforzamiento del mismo y de su capacidad de actuación, mediante el incremento de la capacidad operativa de los medios de defensa de los países miembros de la Unión Europea y de la Unión Europea en su conjunto.

Se considera igualmente importante que, más allá de las meras delimitaciones geográficas contempladas en el Tratado original de la OTAN de 1949, el nuevo Concepto Estratégico enfatice los principios que como Alianza compartimos de defensa de la democracia, el Estado de Derecho y los Derechos Humanos y amplíe el espectro de consideración del ámbito euroatlántico a todo el continente americano, incluyendo, como es natural, Iberoamérica, al objeto de acometer, con esos países, un proceso de toma de contactos para promover el conocimiento y la confianza mutuos.

En todo caso, en este período de incertidumbres, en el que, por parte de Rusia, parece haberse acometido un cierto pulso de prueba sobre la cohesión interna de la alianza, parece necesario, para la estabilidad y La Paz en Europa, mantenerse firmemente anclado a nuestros compromisos con nuestros aliados en refuerzo del vínculo transatlántico.

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Fernando Gutíerrez Díaz de Otazu
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