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Agnieszka Baginska (Cicloturista): “La bicicleta me da lo más importante de la vida”

Aga, como así la llaman sus amigos, es una aventurera polaca que no ha dudado en dar un giro a su vida para dedicarse a lo que más le gusta, viajar por el mundo en bicicleta.

– Aga, cuéntanos un poco sobre ti y la afición que te ha traído hasta Melilla.- Yo soy del norte de Polonia. Vivo en la costa del mar Báltico. Mi primer viaje largo fue, de hecho, por esta costa polaca.
Tras graduarme en Empresariales, trabajé varios años  en un banco, pero no me gustaba y lo dejé. Por casualidad llegué a España y encontré la oportunidad de trabajar como profesora de inglés en Valladolid, después en Australia, China y desde hace tres años, aquí en Melilla.

– ¿Cómo concilias tu amor hacia el cicloturismo con el trabajo?
– Desde que comenzó la pandemia muchos alumnos prefieren la formación online, así que esto me brindó la oportunidad de poder viajar y trabajar a la vez. Tengo alumnos de Melilla y sigo manteniendo a los que tenía en Valladolid, además, a través de una página web, imparto clases a chicos y chicas de Polonia.

– ¿En qué momento te diste cuenta de tu pasión por la bicicleta?
– Aprendí a montar en bici con seis años. A los 25 años vendí mi coche en Polonia y me compré una bicicleta con la que iba todos los días a la Universidad, que estaba a 20km, incluso en invierno. En 2013, una amiga me propuso hacer la ruta de la costa polaca en bici y lo acepté, ese fue mi primer viaje. Entonces aun no me había aficionado tanto. Con el tiempo, comencé a hacer rutas de cinco o seis días, muchas de ellas por España, como el Camino de Santiago, o desde Barcelona a Valencia hasta que un día decidí hacer una ruta más larga, de más distancia. Sigo a mucha gente en Instagram que lo hace y quería saber más, ser como ellos.

– ¿Cuándo decidiste hacer un recorrido de larga distancia?
– Existe una página web donde los ciclistas de larga distancia ofrecen sus casas a otros ciclistas que están de paso y necesitan descansar, así que, como por Melilla pasaban muchos, antes de cruzar la frontera para ir a Marruecos, alojé en mi casa a unos cuantos y al contarme sus experiencias y lo divertidas que eran, la idea que tenía en mi cabeza de que hacer tanto recorrido era algo excepcional, la normalicé.
Tengo que reconocer que es una afición en la que tienes que estar muy motivada, porque hay días aburridos y otros en los que te llevas nueve o diez horas pedaleando por campos donde no hay nada.

– ¿Cuántos kilómetros has conseguido recorrer en bicicleta en un solo día?
-130 km, en un viaje que realicé al norte de Italia, en el que la vía verde que señalizaba el punto donde quería llegar, precisamente no pasaba por un camino recto.

¿Planificas los viajes o te dejas llevar por la aventura?
– Suelo planificar los tres o cuatro primeros días, como mucho, porque a veces suelo salirme de la ruta prevista.
En el norte de Italia, conocí a una ciclista que me alojó en su casa y me habló sobre un Parque Natural que quedaba cerca, así que me desvié un par de días de la ruta que quería seguir hasta Grecia, para visitarlo. Mereció la pena verlo.
Durante mis recorridos, suelo dejarme aconsejar por otros ciclistas.

– ¿Te planteas dejar de hacer cicloturismo algún día?
– A mi me gustaría poder hacerlo siempre, mejor en verano, que por mi profesión tengo unos meses libres.
Conozco a ciclistas que han formado una familia. En concreto, un matrimonio que conozco suele trabajan cuatro o cinco años seguidos y tomarse uno sabático para viajar en bici. Precisamente el año de la pandemia, fueron con su pequeño de tres años a Tailandia.

– ¿Tu próximo reto?
-Cuando termine el año académico me gustaría ir a Islandia, que tiene unas vistas espectaculares y creo que el verano, para viajar a ese lugar, es estupendo. Aunque aun no le he mirado con detenimiento, mi idea es llegar a Groenlandia.
– Para finalizar, cuéntanos alguna anécdota con la que te hayas encontrado durante tus viajes
Hay varias, pero la que más me gusta es, cuando fui a Cinque Terre (Italia),  tuve que cruzar montañas y justo ese día tenía que dar una clase de inglés. Encontré en medio de la nada un pueblo y al llegar, intenté buscar un bar o restaurante para conectarme al wifi, pero no encontré ninguno. Para colmo tampoco tenía mucha cobertura
Menos mal que mis alumnos son flexibles y saben que a veces este tipo de imprevistos pueden ocurrir. Entonces, en lo alto de una colina vi una iglesia y pensé que al menos, allí podría coger algo más de cobertura. Finalmente al llegar, pude dar las clases en la plaza de la iglesia rodeada de unas vistas espectaculares. La gente de ese pueblo terminó invitándome a un café y a comer con ellos. Pasé un día realmente agradable.

Una aventura de cien días
Uno de los viajes en bicicleta más largos de Aga, comenzó este año en el sur de España (Almería) hasta llegar a Valencia. Junto a su compañero Dani y su amigo Anouk cruzaron los Pirineos. Desde Toulouse continuó sola por las maravillosas «carreteras verdes». Aprovechó su paso por Mónaco, para tomarse una foto frente al famoso casino James Bond. Viajó por tres países en un día, visitó la Toscana, cruzó los Apeninos y visitó la montañosa San Marino. Celebró su cumpleaños en Venecia y condujo por la hermosa Eslovenia y la turística Croacia. Pasó una noche en la única ciudad costera de Bosnia, Neum. Se emocionó al ver por primera vez la Bahía de Kotor y junto a un ciclista de Austria, recorrió una hermosa ruta escénica a través de las montañas de Montenegro hasta llegar a Albania. Cien días que le sirvieron para romper el miedo y conocer gente y lugares nuevos.

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Redacción

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