Icono del sitio MelillaHoy

Aduana paralizada sin reapertura progresiva

Ni el presidente de Ceuta, Juan Vivas, ni el presidente de Melilla, Eduardo de Castro, han podido arrancar alguna novedad al ministro de Exteriores en sus respectivas reuniones con él en Madrid acerca de la aduana. Albares no soltó nada más allá del argumento manido de la progresividad. Pero no es cierto que esta sea una reapertura progresiva cuando no se da ningún paso en ninguna dirección. Ni para adelante ni para atrás. La aduana está paralizada y nada hemos vuelto a saber desde la prueba piloto del 27 de enero.
Hace casi tres semanas de aquella experiencia, de la que, por cierto, tampoco se supo en qué quedó, si llegaron los aluminios a su destino, si fueron despachados como una exportación o, sencillamente, todo quedó en un experimento. Nadie ha vuelto a informar. No hemos vuelto a ver a la delegada del Gobierno para preguntarle por ello, salvo en fotos, porque no ha convocado a la prensa ni se espera que vaya a hacerlo por ahora como suele ocurrir cuando el panorama se pone feo.
El Gobierno se escuda en supuestas razones de seguridad para no dar ningún detalle. Esa fue la excusa que puso en la Reunión de Alto Nivel, hace ya dos semanas, pero es que seguimos igual, enfilando la segunda mitad de febrero cuando nos anunciaron que la aduana estaría reabierta en enero.
Mientras en Melilla seguimos haciéndonos preguntas, al otro lado de la frontera seguramente se estarán riendo de cómo nos toman el pelo ya no sólo las autoridades marroquíes, sino también las españolas. Ni Melilla ni los melillenses se merecen esto.
Decía Vivas, el presidente ceutí, en su entrevista en Televisión Española, que lo importante no era la fecha, sino el hito de que se abra allí una aduana. Pero en Melilla la situación es distinta, porque aquí ni siquiera será un hito la reapertura, aunque estemos cada vez más cerca de un lustro de su cierre unilateral por Marruecos. Aquí teníamos una aduana funcionando desde hacía décadas. No nos sirven las pruebas porque se han hecho miles de importaciones y exportaciones sin problemas a lo largo de nuestra historia reciente, hasta 2018, el año de su cierre.
No podemos conformarnos tampoco con el argumento con el que Vivas y De Castro salieron de la reunión con Albares, y que, lo más probable, es que el ministro lo pusiera hábilmente sobre la mesa para que lo interiorizaran ambos presidentes. Alegan que nadie quiere volver al comercio atípico por el caos fronterizo que eso suponía. La existencia o no de la aduana no tiene nada que ver con ese ir y venir de mercancías que se realizaba sobre las espaldas de las porteadoras. El comercio atípico y la aduana convivieron durante años en Melilla, pero sin tener ninguna relación entre ellos. Es más: que vuelva a funcionar la aduana es necesario para evitar que pueda volver el contrabando de mercancías, de otra manera diferente al porteo, porque se abriría una vía legal y documentada para esa entrada y salida de productos.
Ninguno de los argumentos de Exteriores para justificar que la aduana siga cerrada nos vale ya a estas alturas. Y nuestros representantes deberían empezar a dejar de ser tan diplomáticos y seguir los pasos de la patronal, que ya dijo que no volverá a reunirse con la delegada hasta que no haya hechos consumados, es decir, la aduana reabierta y el régimen de viajeros cumpliéndose al 100%. Cuanto más se tarde en reabrir la aduana, más lejos estaremos de conseguir que eso ocurra algún día.

Acceda a la versión completa del contenido

Aduana paralizada sin reapertura progresiva

Salir de la versión móvil