Categorías: Opinión

Adolfo Suárez

¿Quién es uno para escribir sobre un grande de la historia contemporánea de España? Alguien de ese formidable tamaño histórico y político, queda para cronistas y expertos del mismo tamaño. Mis letras son nostálgicas, las de un joven que vivió aquella visita histórica en 1980 a Melilla, recién estrenada nuestra democracia que con su esfuerzo y el del Rey, lograron traer. No era consciente entonces de la trascendencia que representaba su visita a una ciudad, olvidada y desconocida por muchos. Uno con la perspectiva que te da el tiempo, valora aún más la oportunidad y el coraje para visitar Ceuta y Melilla, después de una dictadura donde padecimos el olvido entre otras muchas carencias.

Recuerdo una reunión que tuve en Sevilla con un alto responsable de la Junta de Andalucía. Tras la reunión, el hombre tuvo el detalle de invitarme a almorzar. En el mismo restaurante se hallaba Juanma González, hermano del Presidente Felipe González, además de un gran parecido físico. En los postres se acercó a nuestra mesa, pues conocía a la persona que me acompañaba, nos presentaron, y nos dispusimos a tener un rato de charla amigable. En medio de la conversación, quise hacerle una pregunta que siempre ha rondado por mi cabeza, y que jamás obtuve respuesta. Aún hoy, sigo sin tenerla.

Le dije, "Juanma, ¿puedes hacerle a tu hermano una pregunta de mi parte?". Se quedó un tanto extrañado, pero asintió con su cabeza. Mi pregunta es simple, le comenté: "¿Por qué tu hermano siendo Presidente del Gobierno durante 14 años, jamás visitó Melilla?, ¿en ¡¡¡14!!! años, no tuvo oportunidad de ir con lo importante que es, para una ciudad como Melilla?".

Desconozco si se la hizo o no. Una respuesta que no obtendremos, ni tampoco nadie de su partido por estas tierras lo explicó a los melillenses. Respeto a un político de la talla de Felipe González, lo considero un estadista con visión nacional, también figura clave política de estos últimos tiempos, y aunque pudiera discrepar de algunas actuaciones de su etapa al frente del Gobierno, ello no afecta mi respeto hacia él, a pesar de mi incomprensión por no acercarse nunca por nuestra tierra. El caso es que Adolfo Suárez, solo necesitó un mínimo tiempo de estancia en Moncloa para visitarnos. Un gesto que Melilla nunca olvidará. El tiempo transcurrido, hace que aumente el valor de su viaje.

Desde mi más modesta opinión, siempre recordaré al Presidente que deshizo un régimen totalitario para convertirlo en una anhelada democracia, donde las libertades, ausentes en la dictadura, salieran a flote desde la generosidad, y el respeto ideológico de cada uno. Y se hizo de forma pacífica. Junto al Rey, Adolfo Suárez, hizo política con mayúsculas. Echo de menos, su discurso cuidado y educado, frente al grosero y chabacano que hoy preside, desgraciadamente en numerosas ocasiones, los debates políticos. Escuchar en estos días, reportajes sobre Adolfo Suárez, y recordar sus mensajes, discursos, su eterna sonrisa, su cercanía, su elegancia, han supuesto para mí, una bocanada de aire fresco entre tanta descalificación zafia. Curioso que un hombre que lleva fuera del ámbito público durante tanto tiempo, represente esa bocanada tan necesaria para la vida pública.

En estos tiempos, donde presencias actitudes de políticos que hacen de la discordia su razón de ser, Suárez lideró el proyecto de España desde la concordia. Un ejemplo político de servicio público.

Hoy que vivimos en una sociedad que le cuesta respetar, que cae en la descalificación y en la falta de respeto con suma facilidad, que frivoliza sin escrúpulos, la figura de Adolfo Suárez se agranda. Para los que no lo conocieron, para esos jóvenes que apenas advierten sobre la trascendencia de su obra, decirles, que gracias a su liderazgo, insisto, junto al Rey (ese Rey que ahora muchos descalifican), hoy pueden disfrutar de libertades que hasta no hace mucho, estaban mutiladas. Una democracia imperfecta, por supuesto, con mucha gente cansada de padecer algunos políticos que hacen de la vida pública un servicio a ellos mismos, con muchas conquistas todavía por hacer, ejemplos como el de Suárez, engrandecen esa labor vital para el buen funcionamiento de una sociedad moderna.

Mi reconocimiento, mi admiración, y mis respetos Presidente Suárez. Descanse en paz.

Javier Imbroda Ortiz

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Adolfo Suárez

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