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Adiós a la supuesta superioridad moral de la izquierda. El abuso de la Hacienda española y la mentira fiscal de nuestro gobierno

Lo han intentado por todos y con todos los medios, pero ni con la constante aplicación de los principios de propaganda de Goebbels, especialmente con el “Principio de la unanimidad” (Llegar a convencer a mucha gente de que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad), ha conseguido la izquierda y la ultraizquierda que nos gobiernan (con el apoyo inestimable y de consecuencias irreparables, por las múltiples concesiones en educación/arrinconamiento del idioma español y seguridad, de los nacionalistas y antiguos etarras) que la mentira de la superioridad moral de la izquierda cale en la población española.

La supuesta superioridad moral ha sufrido una puñalada mortal (probablemente la que desemboque en su muerte) con la reciente sentencia de los ERE en la que dos expresidentes de la Junta de Andalucía, Griñán y Chaves (ambos del PSOE), han resultados condenados por delitos varios.

La pieza política de los ERE ha terminado con la condena a 6 años y dos días de cárcel e inhabilitación absoluta por 15 años y dos días de José Antonio Griñán, ex consejero de Economía y ex presidente de la Junta de Andalucía. Se le imputa un delito continuado de malversación y otro de prevaricación. Manuel Chaves, ha sido condenado a 9 años de inhabilitación por un delito continuado de prevaricación.

El largo proceso (la justicia debería ser mucho más rápida porque en caso contrario no es justicia) fue iniciado en el ya lejano 19 de enero del año 2011, fecha en la que la juez Alaya abrió las diligencias 174/11, la conocida luego como macro causa de los ERE, a partir de la investigación de las irregularidades de Mercasevilla. Más de 11 años después, y para tormento de Sánchez y compañía, queda probada la corrupción del PSOE (en su día ya también lo fue con los casos Filesa y Filasa, con el caso Roldán y con muchos otros).

Pinocho Sánchez y sus muñecos (a los que maneja mejor que Jose Luis Moreno lo hacía con su genial Rogelio) se han lanzado a decir que “no se han llevado nada” y que “pagan justos por pecadores”. Última vana bocanada de un pez que agoniza fuera del agua.

Abuso de la Hacienda española. Mentira fiscal.

Para la Hacienda española (conocida como AEAT) los españoles no somos ciudadanos o contribuyentes, somos “obligados” (así se nos trata en los escritos de la AEAT) y se nos considera “súbditos” (en base a todas las normas que dan una posición de superioridad total a la Administración frente al individuo), Ignacio Ruiz Jarabo dixit, en su fantástico libro “Impuestos o Libertad”.

Tenemos una Administración confiscatoria y abusona (jaleada de manera especial por nuestros actuales políticos gobernantes, que quieren un Estado gigantesco lleno de súbditos que digan: “sí señor”, “gracias señor”) que cuenta con unos órganos inspectores que machacan a los contribuyentes. En muchas ocasiones se hace de forma injusta y con consecuencias terribles para las vidas y patrimonios de los “obligados” que han hecho, según el inspector de turno, algo mal.

En el libro de Ruiz-Jarabo (que fue director general de la Agencia Tributaria y, por tanto, habla con conocimiento de causa) se hace un análisis exhaustivo de nuestro sistema tributario (que suspende de forma clara en casi todos los parámetros analizados) y de los abusos de la Administración. Cuenta casos sangrantes de inspecciones millonarias que luego (teniendo que acudir a los Juzgados porque el resto de instancias anteriores- recurso de reposición, TEAR, etc.- son una pérdida de tiempo por ser recursos ante casi los mismos que te atropellan) quedaron en nada, pero que fueron un calvario económico y personal para quienes las sufrieron (suelen durar más de 4 años de martirio).

Liquidaciones, multas y sanciones que superan el valor del bien inspeccionado; hundimiento de empresas y personas; subjetividad de los inspectores (cuya palabra tiene, en un claro atropello a la igualdad, más valor que la nuestra); “obligados” culpables hasta que no demuestren lo contrario (no tiene la Administración que demostrar que somos culpables, somos los contribuyentes quienes debemos demostrar nuestra inocencia); impuestos recaudatorios como el de sucesiones o el de patrimonio que hacen pagar de nuevo sobre bienes o derechos que ya lo hicieron, etc.

Dice Ignacio Ruiz-Jarabo en su libro: “Sí es cierto que los funcionarios de la AEAT reciben un complemento de productividad o retribución variable en función del grado de cumplimiento de los objetivos que les ha marcado la institución” y “Cuantas más actuaciones nocivas se realicen contra los contribuyentes, mayor retribución variable perciben los funcionarios de la Agencia Tributaria”. Leyendo esto (que también hemos sufrido en primera persona, como miles de españoles), no extrañan las actuaciones avasalladoras, faltas de la más mínima humanidad o comprensión (cual verdugos) de algunos inspectores que no miran las consecuencias de sus liquidaciones y multas (que suelen ser del 100 o 150 % de la liquidación). A ellos no les va mal…

En España, dice Ruiz-Jarabo, “llevamos un buen tiempo escuchando y leyendo cómo nuestros particulares fiscofílicos anhelan subirnos los impuestos”. Bajo el falaz argumento de una más baja presión fiscal, los fiscofílicos a los que alude Ruiz-Jarabo, que no son otros que Sánchez y sus socios Podemitas, pretenden subirnos, aún más, los impuestos para, dicen, igualarnos con el resto de países europeos.

Diferencia Ruiz-Jarabo en su libro entre presión fiscal (no tiene en cuenta la renta per cápita del país) y esfuerzo fiscal (tiene en cuenta la renta per cápita del país). Aboga por que, para el cálculo de la presión fiscal en España, que era oficialmente del 37,5% (datos del año 2020) frente al 41% de media en La Unión Europea, se tenga en cuenta el fraude (que según Podemos y el PSOE es de u 25% del PIB). Estimando, por prudencia, un porcentaje de este del 10%, la presión fiscal de los que pagan impuestos en España sería (datos 2020) del 41,66 % (ya mayor que la media de la Unión Europea).

Pero, una vez desmontado que pagamos menos que la media (al analizar la presión fiscal), debemos, como aconseja alguien (Ruiz -Jarabo) que fue director general de la AEAT, tomar como base, a la hora de medir si pagamos muchos o pocos impuestos, el llamado “esfuerzo fiscal”.

“El esfuerzo fiscal de un país se determina mediante el cociente entre la presión fiscal y su renta per cápita y, calculado así, constituye un indicador que tiene en cuenta adecuadamente tanto los impuestos que se pagan como la capacidad (nivel de renta) dispuesta para pagarlos” (Impuestos o Libertad por Ignacio Ruiz-Jarabo Colomer). Es evidente que, por ejemplo, un alemán, con un nivel de renta cercano al doble del de un español, a igualdad de presión fiscal hace un esfuerzo fiscal mucho menor.

Midiendo el esfuerzo fiscal, España es el país de la Unión Europea cuyos ciudadanos más esfuerzo fiscal tienen que soportar. Pero nuestro Pinocho gobernante y sus socios de Podemos, ¡quieren subirnos más los impuestos!

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