Categorías: Justicia

Acusado de robo, sin pruebas ni testigos: “Que no se me juzgue por mi pasado”

El acusado supuestamente habría «pegado un tirón» del móvil -valorado en 650 euros- del denunciante mientras éste se encontraba en su coche con la ventanilla bajada, huyendo a la carrera. Por la ausencia de pruebas de cargo o testigos, la defensa solicitó la absolución del acusado, mientras que la Fiscalía pidió 15 meses de cárcel y una indemnización por el valor del móvil. El acusado, al que se le imputa un delito de robo con violencia, supuestamente habría “pegado un tirón” del móvil -valorado en 650 euros- del denunciante mientras éste se encontraba en su coche, hablando por teléfono con la ventanilla bajada, huyendo a la carrera sin que el afectado pudiera hacer nada para alcanzarlo.
Los hechos ocurrieron sobre la medianoche del día 11 de enero de 2014, en la Carretera Hidum.
El denunciante, que en primera instancia declaró no haber distinguido bien la cara del asaltante, fue requerido por los agentes de policía para realizar un reconocimiento fotográfico, durante el cual señaló una foto del acusado, señalándolo como el autor material de los hechos.
El juicio se celebró en presencia únicamente del acusado -al excusarse el denunciante, único testigo de los hechos, por encontrarse fuera de España- quien declaró que “teniendo 32 años” en el momento de los hechos, “y un niño a su cargo”, no había beneficio posible derivado de robar el móvil. Así mismo, negó encontrarse en la calle a la hora de los hechos, afirmando que sus padres, con quienes residía, no le “dejaban entrar en la casa si llegaba más tarde de las diez de la noche”.
La defensa, basándose en que no existen pruebas de cargo y en que el denunciante no se presonó a declarar en la vista y, en su momento, declaró no haber visto bien el rostro del asaltante, solicitó la libre absolución del acusado.
El Ministerio Fiscal, por su parte, pidió para el acusado una pena de un año y tres meses de prisión más una indemnización equivalente a coste del teléfono móvil.
El acusado aprovechó su derecho a la última palabra para pedir que se le juzgase por los hechos, y no por sus antecedentes, ya que a penas llevaba “dos años en la calle”.